UN CUENTO DE NAVIDAD

miércoles, diciembre 21, 2005


En el periódico apareció una nota acerca de una muchacha de trece años que acababa de perder a sus padres, unos drogadictos que se murieron de un pasón, pero que habían dejado una fortuna considerable a su hijita adolescente. A un lado del texto venía la foto de la niña, una jovencita pródigamente desarrollada para su edad, poseía una sensualidad natural, se podría decir que involuntaria, nata. Esa imagen acaparó mi atención inmediatamente, me quedé como hipnotizado con la foto.

Pero lo que realmente llamó mi atención fue su candor, su inocencia.

La nota decía que su mayor sueño o ilusión era que algún día Santa Clos fuera a visitarla a su casa. La niña se encontraba sola bajo el cuidado de los vecinos y el motivo de la nota era para tratar de localizar a algún familiar y fuera a Cd. Acuña para hacerse cargo de ella o de lo contrario la internarían en un orfanato.

Así que no lo pensé dos veces y tomé el primer autobús a Cd. Acuña, tenía que estar ahí antes de que algún familiar lo hiciera; no sin antes alquilar un traje rojo del anciano gringo panzón que vive de paracaidista en un terreno irregular del Polo Norte.

Me confieso. No soy una buena persona, no pensaba hacer una caridad o llenar de alegría el corazón de una pobre niñita huerfana, cumpliendo con su más anhelado deseo. Desde que vi la foto de esa jovencita, no la podía sacar de mi mente y un deseo sexual incontrolable me orilló a realizar el viaje. A lo mejor las personas pensarán que soy un pederasta, un pervertido sexual, pero el instinto que me poseía era más fuerte que cualquier prejuicio moral, más fuerte que la razón aun. Además de que el dinero que acababa de heredar era una suma por la que realmente valía la pena todo eso.

Llegué a Cd Acuña, un pueblo polvoriento al borde de la frontera con Estados unidos, y después de preguntarles a varias personas sobre la muchacha, mostrándoles el recorte del artículo y diciendo que yo era el tío de la pequeña, conseguí fácilmente la dirección. La noticia fue muy popular y no tuve mucho problema, me enteré que vivía en las afueras de la ciudad en una casa al lado de la carretera.

Compré un perrito en una tienda de mascotas. Se supone que si yo era Santa Clos, debía llegar con algún regala al menos y qué mejor que un pequeño cachorro, no existe niña que se resista a un animalito de esos. Tomé un taxi y le dije al chofer que me llevara a la dirección que le di anotada en un papel. Dentro del taxi me puse el disfraz rojo y el gorro, no consideré necesaria la barba y la peluca, porque si quería conquistar a la niña no lo iba a conseguir con la cara de un anciano senil, sino con mi propio rostro. Considero que soy un tipo con cierto atractivo.

Llegamos por fin a la casa. Era una casa blanca de dos pisos de apariencia muy fría, no era la casa de personas ricas, era más bien una típica casa clasemediera. En el segundo piso había una terraza en donde supongo que los padres se sentaban en las tardes a ver pasar los interminables convoys de camiones que llevaban y traían cosas del otro lado, mientras que se sumergían en un viaje dentro de sus mentes.

Metí al perrito dentro de un pequeño saco que traía y toqué el timbre. Nadie me contestaba, era temprano todavía, las 5:00 de la tarde aproximadamente, no oscurecía aun y tal vez la niña se encontraba en casa de sus vecinos. Toqué insistentemente hasta que por fin escuché unos débiles pasos que bajaban del segundo piso.

-“¿Quién es?”- Oí decir desde adentro. Era una voz dulce pero adormilada.

-“¡Jo jo jo jo jo! Soy yo, Santa Clos”- Dije y entonces la puerta se abrió.

-“Pasa por favor. En un momento estoy contigo”- Contestó la niña sin asombro alguno.

Me metí a la casa y la comencé a examinar. A un lado de la puerta de entrada se encontraba la sala de estar y después, al lado derecho de un pasillo que llevaba a un elegante corredor de madera con una gran mesa redonda al centro, estaba lo que parecía ser la cocina. Una alfombra roja cubría todo el piso hasta donde se podía ver. La casa tenía un cierto olor a leche agria.

Recorría con la vista el piso alfombrado hasta que mi mirada se topó con unos bellos y pequeños pies desnudos. Conforme levantaba la mirada, también se levantaba mi lívido, podía ver unos tobillos delgados y unas bien torneadas y largas piernas para una chamaca de trece años, eran algo delgadas, pero tenía la proporción exacta para una adolescente. La parte del torso estaba cubierta por una playera de “Hello Kittie” pero se podían distinguir a través de la playera, la punta de los pezones de unos pequeños senos que comenzarían a crecer. Ya estaba excitado en ese entonces, pensé tomarla en mis manos y hacerla mía por la fuerza, pero me quedé paralizado al ver su cara infantil pero muy femenina al mismo tiempo. Sus labios eran gruesos y carnosos y tenía una discreta sonrisa que asomaba un par de dientes, en las mejillas tenía algo así como pecas o espinillas de pubertad que lejos estaban de ser desagradables, al contrario, me cautivaban. De su cabeza caía como una cascada una larga cabellera negra ondulada, que resaltaba el contorno de su blanca cara. Pero lo que realmente me sometió fueron sus ojos negros enormes que me miraban profundamente, lujuriosamente, tiernamente, complacidos. Ahora estaba seguro de que había hecho lo correcto.

-“Acompañame arriba, me voy a cambiar”- me dijo con esa dulce voz de sirena que me embrujaba y me guiaba a los arrecifes.

Subió rápidamente las escaleras, me sentí muy raro, la niña no había tenido la reacción que yo esperaba. Al contrario, era como si me hubiera esperado con anticipación.

Subí las escaleras y había unos sofás y un mueble con una televisión encendida. El aparato sintonizaba un canal porno, pero no había volumen. La niña se quitó rápidamente los calzones y apenas alcancé ver su vientre cubierto de incipientes vellos. Arrojó los calzones sin importarle dónde cayeran para después meterse a un cuarto. Yo estaba realmente asombrado, no sabía que hacer, lo único que se me ocurrió en ese momento fue voltear a ver la prenda íntima que yacía en el suelo sobre la alfombra roja. Era una prenda muy provocativa para una jovencita, era una tanga de encaje color blanco, semitransparente, estaba seguro que estando puesta dejaría ver lo que cubría. Mi vista se apartó para ver la televisión. Una hermosa mujer le hacía sexo oral a un enano. El enano era feo y parecía que tenía la cara deforme, sin embargo la muchacha se la mamaba con gran fervor, ansiosamente, su mirada se posó sobre mí mientras seguía haciendo la felación, me miraba fijamente desde la televisión. Parecía que estaba poseída por el demonio, su lengua lamía todo lo que podía sin dejar un solo momento de verme. No estaba muy seguro de continuar con mi plan, estaba asustado, todo estaba muy raro, una especie de locura invadía la casa y ahora yo era parte de ella.

En eso, salió la niña, estaba vestida con un diminuto short de tela y una blusa brillante con el numero 36 y sin más calzado que sus calcetines.

-“¿Te gusta?”- preguntó.

-“Es realmente asqueroso”- contesté refiriéndome a la película de la televisión.

-“No –contestó riendo- me refiero a como estoy vestida”-

-“¡ahh si! Te ves muy bien. Y como has sido una muy buena niña, te tengo este regalo”- y saqué del saco al cachorrito y se lo di.

-“Muchas gracias –dijo inexpresivamente. Tomó al animal y de inmediato lo puso en el piso. El perrito no se levantó, parecía dormido, como muerto- ¿Quieres agua?”-

Contesté que sí y bajamos a la cocina.

Ella tomaba del vaso donde sirvió el agua que era para mí y un incomodo silencio se apoderaba del lugar. Pensé que a lo mejor yo no era del todo de su agrado, pero reflexioné, no hacía una semana que acababa de perder a sus papás y tal vez esa era la razón de su aspereza.

-“Cuando llegué, pensé que estarías en casa de tus amigas”- le dije.

-“No, no puedo verlas ahorita, están castigadas. Pero ¿Sabes qué? Tengo un plan para verlas. Mis amigas y yo tenemos pensado matar a todas esas viejas brujas de sus madres, para que así no las vuelvan a castigas nunca. Tenemos pensado quemarlas, pero yo creo que el fuego puede llamar mucho la atención ¿verdad?”- Me decía con una malicia en sus ojos casi de carácter diabólica.

Todo estaba muy raro, se suponía que el malo de la historia era yo, el que pretendía abusar de una niña y robarle su dinero, pero ahora resultaba que la niña era perversa. Pero otra vez llegué a la conclusión de que era muy probable que en estos momentos la muchacha tuviera problemas psicológicos y que no pensaba bien lo que decía; un golpe emocional de la magnitud del deceso de sus padres, además de que sus muertes habían ocurrido en la casa en la que nos estábamos ahora, y la soledad en la que se encontraba esta chiquilla que esperaba que llegaran sus padrinos para hacerse cargo de ella, seguramente que influía de manera determinante en sus facultades mentales.

No sabía que decir, las palabras no salían de mi boca, quería largarme de ese lugar y tarar a la basura mis estúpidas fantasías sexuales. Y pregunté para hacer plática:

-“¿Estas tomando calmantes o antidepresivos? Porque creo que llevabas todo el día dormida”-

-“No, lo que pasa es que soy muy floja”-

Me senté en una silla, y de la puerta que daba al patio entró un enorme gato de angora. La niña sacó de una alacena un gran tazón de cristal y le sirvió de un costal una especie de croquetas, después vació medio galón de leche en el plato y las croquetas, al hacer contacto con la leche, se tornaban de un color violeta brillante. El gato se acercó y comenzó a devorarlas insaciablemente, toda su cara estaba manchada de color violeta brillante y sus enormes ojos verdes no dejaban de verme mientras tragaba su alimento. Me recordó a la puta de la televisión y comencé a sentir pánico, pero en ese justo momento la niña se sentí sobre mí, de frente, con sus piernas abiertas a cada uno de mis lados, buscando que su sexo hiciera contacto con el mío a través de la delgada tela de sus shorts. Y me besaba pasionalmente en la cara, su lengua recorría mis orejas y me hacía sentir una especie de escalofrío que me provocó una potente erección. Podía sentir como se le humedecía la entrepierna y se le mojaba el short, fue en ese entonces que se comenzó a frotar contra mí, mis manos agarraban sus nalgas urgentemente y mi boca buscaba besarla, pero cuando lo intentaba ella me esquivaba, sin embargo me invitaba de manera lasciva con su lengua, a probar de su saliva; intentaba besarla otra vez y se quitaba para seguir humedeciendo sus labios y después seguir explorando con su lengua mis orejas; pegaba sus senos contra mi pecho, sin dejar de mover sus caderas sobre las mías. Y me miraba con esos ojos lujuriosos, llenos de fuego, con una mirada totalmente apasionada.

Buscaba besarla, era necesario, era lo que mas había deseado en toda mi vida, pero ella se rehuía, sólo abría la boca y movía la lengua al ritmo de sus caderas. Su olor era especial, como el de un bebé, ella tenía ese olor que te desespera, que te da ganas de apretar hasta la asfixia, estrujar, azotar contra una pared, que sé yo. Comencé a desesperarme, por más que buscaba sus labios, siempre encontraba una forma de esconderse de mí. Aquello era desquiciante, me exaspere demasiado, me encabronaba, ya no estaba disfrutando de sus caricias, de sus movimientos, del tacto de sus senos y sus nalgas, ya que prácticamente tenía todo el short metido dentro de ellas. No podía pensar en otra cosa más que su boca que me negaba.

Mi desesperación fue tal que en un ataque de locura, de rabia, agarré un pequeño cuchillo que estaba en la barra y le hice una larga herida en la espalda. Ella gritó del dolor y se separó rápidamente de mí, y fue en ese momento que pude ver que en su mano traía un enorme cuchillo cebollero que pensaba clavarme de no haber hecho lo que hice.

-“¡Estúpido!”- Gritó furiosa después de tocarse la espalda y ver que su mano estaba llena de sangre. Agarré la silla en la que estaba sentado y se la aventé encima para después salir corriendo a la carretera.

Ella estaba en al terraza del segundo piso disparándome con una pistola automática, enfurecida, frenética. Para mi buena suerte su puntería era pésima y lo único que hice fue gritar a todo pulmón, con todas mis fuerzas.

-“ ¡JO, JO, JO, JO, JO, JO, JO, JO!”- Mientras corría por la carretera rumbo a mi casa.


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STUDIORAMA

martes, diciembre 20, 2005



Al final, lo mejor. Erandi es una gran amiga mía en la vida real (Poupee blogosfericamente hablando) la conozco desde hace un buen rato, y somos buenos compas. Ella acaba de iniciar su blog y pues como todos, aún no sabe por qué rumbos se irá desarrollando su sitio. Sin embargo, en su inicio se puede ver que tiene una idea muy clara de lo que busca, moda, accesorios, juguetes y dulces, totaly fashion y algunos apuntes personales que muestran algo de su personalidad de chica linda y chida. Yo soy visitante frecuente y les super recomiendo que la visiten y le dejen algún recadillo por ahí no sean culeros.
Creo que esta descripción del Chido Punk es de lo más acertado que se puede decir sobre ella: “toda una hipierockerpshycodelica mujer”.

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Buscate un novio

lunes, diciembre 19, 2005



No sé que traigo últimamente que los blogs que he descubierto y me han enganchado, tienen algo que ver con la música, será que como la radio de Guadalajara es una porquería, Mtv se la pasa dando puros realityshows, la Mosca en la pared pone en sus portadas a La Barranca y mi proveedor de cable me quitó el Much Music, he encontrado en los blog la fuente para el abastecimiento de nuevas propuestas sonoras.
Búscate un nobio (Tapatío dixit… Por cierto, ¡cabrón! Ya postea algo, me estas dejando la chamba a mí sólo) es un MP3blog en forma y es escrito por duo-sonic desde la hermana república de Gaudí, Ronaldiño y Rafa el Marquez. Se trata de un blog desde el que puedes descargar rolas, en su mayoría, de bandas “indies” (Pinchi término, ésta cagado, y aunque suene muy “indie” se trata básicamente de música alternativa [otro término igualmente cagado] que no tiene la proyección de las grandes disqueras y según ellos son más cool al mantenerse en el undeground y la ignominia antichoteades) y su característica principal es que las rolas son de viejas o tienen algo que ver con las mujeres.
En lo personal, me gusta lo que hacen las mujeres en el rock y al escuchar muchas de las propuestas que Duo- Sonic nos presenta me siento más en contacto con mi lado femenino (Eso no es cierto porque yo soy bien machín pero me gusta decir esto para impresionar a las viejas con mi sensibilidad). Lo recomiendo a las chavas que les gusta el Fem-Rock y a quien no tenga pedos con que las morras a veces rockeen más duro que los hombres.

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viernes, diciembre 16, 2005



Arturo es un viejo conocido de está pagina, tal vez lo recuerden por blogs como French Heroin, donde se hacían recomendaciones musicales sin el culturosismo y pedantería de este par de pendejos abolilovers (chinguen su madre putos). En este nuevo blog se maneja la misma temática que en la Heroína Francesa, buena música y atinados comentarios cotidianos, en fín, si hubiera algo que me gustaría cambiar de ese blog sería que fuera un MP3 blog donde pudieras bajar las rolas o grupos que Arturo recomienda.
Otro blog en la misma tónica lo pueden encontrar con mi paisano el Báez (puro Zacatecasn, pues que creían ¿Qué yo era Jalisquillo?) donde se encontraran con Buena Mierda para escuchar.

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La Isla al Medio Día

jueves, diciembre 15, 2005



Este blog lo acabo de descubrir hace un ratito y a falta de posts en la Redacción de Guanatos City Rocks On Line pensaba piratearme su reseña de una de mis películas favoritas: La Playa (Sí, esa donde sale Leonardo Dicaprio, snif).

El sitio se llama “La Isla a Medio Día” y se describe como filosofía barata. Mucho se ha hablado de la trivialidad insulsa que predomina en la mayoría de los blogs, o bien son muy personales o poco interesantes. El blog de Lilián (así se llama su autora) es sobre puras pendejadas, aunque con esto no quiero decir que ella sea una pendeja, y creo que el adjetivo de filosofía barata es más adecuado para describirla.

Ahí puedes encontrar un artículo en el que se compara con el Papa Ratzinger (donde menciona que es más interesante ver una lata de chiles Herdez que su cara [y neta que sí lo es]), Por qué el Yacult es la mejor bebida del universo y el Nestea es aún mejor y una kilométrica (pero entretenidísima) crónica de sus andanzas como grupie de Interpol en su visita a México.

La Chava es Queretana, pero eso no importa y no tiene nada que ver con esta reseña, supongo que solo lo digo para que sepan de donde es.



Esta niña que se parece a Frida Kalo de chiquita es Lilián

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Que en cielo ya hay Modelorama... Saca la caguama, saca la caguama...

lunes, diciembre 12, 2005

Guadalupe es la representante de Dios en la tierra, eso dice ella y le creo

Guadalupe tiene un aura celestial, la piel blanca a más no poder, su cuerpo parece nunca haber sido mancillado, libre de pecados e impurezas

le he pedido una muestra del amor que Dios tiene por mi

Guadalupe entonces dice: una de ellas es la muerte de Jesús en la tierra, a manos de los hombres. la otra es esta:

Guadalupe blande un látigo salido de quien sabe donde y me azota durante 5 minutos.

ningún quejido o ay de dolor emite mi boca. me veo la espalda y las cicatrices desaparecen sin dejar rastro

Guadalupe se inclina y dice: y la última es esta:

toma mi miembro y se lo introduce en la boca. sé qué busca. cuando estoy a punto de venirme se agacha y se arroja el semen en el rostro y cabeza, en un rito de bautismo que borra cualquier duda mía.

siento una total purificación

mi alma y mi cuerpo han sido salvados

Dios bendiga a Guadalupe

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que la fuerza te acompañe

martes, diciembre 06, 2005

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¿Dónde encontraremos al ángel? (parte 5)

jueves, diciembre 01, 2005

Mi hermana medita antes de continuar. Miro la carta y veo a un diablo bizco con cara chistosa, saca la lengua y su pecho luce senos femeninos, sus pezones y rodillas son como ojos humanos; de su espalda salen unas alas de murciélago y tiene garras en las manos y pies. Está parado en un pedestal, desnudo, mostrando su pene; dos demonios asexuados están encadenados al pilar. El Diablo sostiene una especie de cetro de rey. El número XV arriba de la carta.

La última carta se encuentra al centro de la cruz. Son un hombre y una mujer vestidos como de la edad media y hay otra persona en medio de “Los enamorados” que viste con una minifalda. En el cielo hay un cupido que flota en el sol y apunta su arco en medio de la mujer y el extraño hombre con falda. No sé quienes son los enamorados, si la chica y el chavo de la izquierda o el desconocido de en medio.

— ¿Te dice algo esta carta? Hay una persona en medio de Horacio y tú, pero eso ya lo sabías, ¿verdad?

—Sí —asiento tristemente con la cabeza.

—Esa es la razón principal por la que Horacio te dejó y la respuesta a tu pregunta original. Pero los enamorados también señalan tu futuro inmediato. Se presentarán dos oportunidades en tu destino, dos caminos seductores donde tendrás que hacer una elección de vida que marcará inicios muy diferentes.

La mirada de Valeria se pierde por encima de mi hombro izquierdo como si estuviera consultando con alguien. Volteo hacia atrás pero sólo encuentro a la señora de pelo corto que espera a mi hermana.

—Podrás elegir vivir sola o morir con una persona a tu lado —Valeria llora, pero su rostro mantiene una serenidad impasible, como la de los ángeles. Continúa mientras me mira fijamente a los ojos.— Siempre hay una esperanza de salvación Clara, siempre, por la alineación de las cartas puedo decirte que debes escoger y hacerte responsable de tu elección. Escoge bien por favor.

— ¿Hay algo más que deba saber?

—En cuanto salgas de aquí te sentirás mejor. En cambio yo, no.

Valeria me acompaña a las afueras del café y se queda con la señora de cabello corto para explicarle que no podrá atenderla hoy. Mi corazón late fuertemente, se estrella contra mi pecho como si se quisiera salir, siento cómo mi sangre bombea hasta mi cabeza y estoy a punto de ponerme a llorar, pero en cuanto cruzo la puerta el sol de medio día golpea mis ojos deslumbrándome, una brisa me refresca y se lleva todas las sensaciones lejos de mí, y puedo sentir que la vida es hermosa y que no me importaría morir ahora mismo si con eso no implicara estar sola el resto de mi vida.

Un golpe fuerte me tira al piso, estoy encandilada y no hay aire en mis pulmones, el cuerpo de alguien me aprisiona contra la banqueta, no puedo respirar. Escucho lamentos de dolor que no estoy segura de que sean los míos. Desde la terraza del segundo piso del edificio, alguien grita: — ¡Agustín! ¿Estás bien?— y conforme mis ojos se acostumbran a la luz distingo la cara del hombre más guapo que he visto en toda mi vida.

The End

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¿Dónde encontraremos al ángel? (parte 4)

Señala la carta más cercana a mí, tiene el título de “El loco” y a diferencia de las demás no tiene número, es la imagen un señor que camina con una bolsa amarrada de un palo, como los vagabundos que salían en las caricaturas; se ayuda con un bastón para caminar y un perro juega entre sus piernas, tiene cascabeles en su sombrero.

—Qué raro, van cuatro veces que me salen casi las mismas cartas el día de hoy….Bueno— dice Valeria como pensando en voz alta.

—El loco no dice nada del presente o del futuro, es el origen de tu pregunta. Él es, obviamente, Horacio, y se aleja porque se siente confundido con el pensamiento y su corazón, no es capaz de razonar la situación en la que se encuentra y actúa por impulso. Representa el idealismo, la liberación, el mendigo sagrado, un bufón que huye. —la escucho atentamente— La muerte —Valeria señala la carta marcada con el número trece y que se encuentra a su derecha, es una calavera con una segadora, en el piso hay miembros mutilados que yacen sobre el pasto— es el pasado inmediato, un cambio drástico en tu vida, a lo mejor tú no la vez como buena, pero esta carta puede significar muchas cosas…

Valeria hace un silencio que parece eterno, comienzo a sentirme bastante incómoda— ¿Pero qué? —pregunto molesta— Valeria, por favor dime lo que vez en las cartas, no importa lo qué sea.

—Dime, Clara. ¿Cómo está tu salud? ¿Te has sentido bien últimamente?

—Por supuesto que no me he sentido bien, Valeria, siento que mi vida se cae en pedazos... —Estoy muy tensa, comienzo asentir un leve mareo— Pero pensándolo bien, Horacio tiene diabetes, dime ¿estará bien? ¿Se va a morir?

—No Clara, está carta no es sobre Horacio, es sobre ti.

Un escalofrío hace que mi cuerpo se ponga a temblar a pesar del calor en el ambiente —Pero mi pregunta fue sobre Horacio no sobre mí. ¿Cómo sabes que es sobre mí? ¿Me voy a morir?

—La rueda —continua ignorándome olímpicamente, se ve nerviosa mientras señala la carta más cercana a ella. Un molino en el que se sostienen dos gárgolas con rostros humanos, una de ellas con una espada en la mano señala el número Diez— es el presente, donde inicia tu futuro, el destino, la combinación de la libre determinación, la voluntad y el azar. El final de un ciclo. Es el presente, es éste preciso instante donde vas a decidir tu futuro, sin embargo, por el acomodo de las cartas y lo que me dice Raziel, sé que se trata de una enfermedad que has tenido siempre y que comienza a manifestarse. Veo mucha tristeza y confusión.

—No es posible que me digas esto, no sabes lo mal que me haces sentir, Valeria, me estás haciendo mucho daño —no aguanto más y comienzo a llorar— ¿Raziel? ¿Quién fregados es Raziel?

—Clara, discúlpame, hoy las cartas han estado muy raras, parece que predicen las historias de personas que de alguna u otra forma están relacionas contigo, en el pasado o en el presente, en el tiempo o en el espacio, todo se confunde; como si varios universos paralelos se manifestaran en relación a ti. Pero las cartas también hablan sobre tu vida, no sé cómo explicártelo y no quiero ser hipócrita contigo y decirte las mismas estupideces que les digo a todos mis clientes. No sé qué pasa con las cartas, si quieres podemos continuar otro día…

—No, Valeria, está bien –digo tratando con todas mis fuerzas de tranquilizarme y parar de llorar— dime todo lo que ves, toda la verdad.

Valeria apenas puede aguantarse el llanto y continúa —El diablo. Hay mucha confusión, miedos, inseguridades que no te permiten vivir con ellos y te llevan irremediablemente al arcano XIII, problemas psicológicos, drogas y sexo. Una lucha interior donde debes ser muy sincera para que las cosas salgan lo mejor posible. Representa la luz y la sombra y tendrás que ser más fuerte que tu sombra para que la oscuridad no te destruya. También veo a un hombre. No, no es Horacio —se adelanta a mi pregunta— es un ángel que cae literalmente del cielo y tiene estrecha relación con la última carta.

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¿Dónde encontraremos al ángel? (parte 3)

Valeria siempre ha tenido mal gusto para la decoración, yo haría unos ángeles mejores que esos, no creo que sea tan difícil, tallarlos en madera o arcilla y sólo es cuestión de ponerles falda, un arpa, alguna espada, o esas cosas que siempre cargan los ángeles; sus rostros son serenos, como si nada les preocupara, no expresan sentimiento o gesto alguno; creo que lo más difícil serían las alas, esas enormes alas que los hacen volar para acercarse a Dios.

—Muchas gracias, Valerita, de veras que no sé qué haría sin tu ayuda, eres una fregonaza. Toma, es tu propina, estoy muy, muy agradecida…

Pinche vieja, le dio más dinero de lo que yo gano a la quincena en la Secretaría. Mejor debería dedicarme a leer las cartas, porque ni con mi trabajo, ni vendiendo mis esculturas gano lo que la pinche Valeria en un ratito.

—¡Hermanita, cómo has estado¡

—Pues no como tú, además si estuviera bien, ten por seguro que no estaría aquí.

—No te preocupes, Clarita, vamos a ver qué nos dicen las cartas. Ahorita la atiendo señora, no me tardo nadita— dice a la señora de pelo corto que espera pacientemente ser atendida, mientras me toma de la mano y me lleva a la mesa del fondo donde da “consulta”.

Valeria mira mi mano detenidamente por ambos lados —¿qué ves?,— le pregunto con gran curiosidad.

—Hermanita, ¿dónde te haces las uñas? Dime para no ir porque tu manicurista es terrible.

—Una compañera de la oficina. Pero no me vengas con tonterías, ya sabes para qué estoy aquí.

—Ay Clarita, eres una amargada, estaba bromeando. Con sólo esto te puedo decir que lo que te hace falta es una buena cogida. Ok. Entonces comenzamos.

Valeria revuelve el mazo de cartas con gran habilidad, pero de una manera distinta a los juegos de baraja, las trata con respeto y delicadeza. Una vez que termina, toma mi mano y la pone sobre las cartas, encima la suya, y se pone muy seria.

—Repite conmigo: Porque yo quiero, en armonía con nuestro señor Jesucristo y con todo el mundo. Gracias —Lo repito con los ojos cerrados— Ahora haz una pregunta.

—Ahora haz una pregunta. —Continúo con la letanía.

—Clara, no es momento para bromas. La lectura del tarot es algo que se debe tomar en serio. Pregúntale a las cartas el motivo que te ha traído aquí— me dice solemnemente.

¿No se suponía que eras adivina? Pienso para mis adentros, pero recapacito. Realmente necesito que alguien me oriente, que me ayude a saber qué onda con mi vida, pero es que ni siquiera yo sé bien por qué vine, ya que a pesar de que es mi hermana, me cae tan gorda. Quisiera saber por qué tengo tan mala suerte en el amor, cual es el sentido de mi vida, ¿por qué me dejó Horacio?

—Quisiera saber qué pasó con Horacio— pregunto y Valeria tira cinco cartas sobre la mesa de madera, las acomoda de modo que forman una cruz. Valeria es muy intuitiva, desde que éramos niñas, siempre fue muy rara, los compañeros de la escuela le decían bruja y cientos de ofensas que la lastimaban y yo nunca hice nada para defenderla, odiaba que fuera tan extraña, que siempre hablara de que veía ángeles que brillaban y se comunicaban con ella sin hablar, eso le ocasionó muchas visitas con psiquiatras.

—Esa no era tu pregunta –contesta— pero está bien, con eso es suficiente.

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¿Dónde encontraremos al ángel? (parte 2)

A veces los hombres son enredosos, algunos elegantes, a veces indiferentes, otros se lanzan con dientes y cuchillos, otros se embriagan mientras los demás suspiran. Yo simplemente me siento aquí a escribir poesía, de la misma forma que Neruda habla de la gente sencilla y eso es lo que me gusta. Y es que a veces me canso de ser yo, es complicado, es bello ir por las calles siendo yo, absorbiendo los aires que el lunes me regala, a veces mi verdad, mi lengua, mis ojos y mis manos que tanto te gustan cuando te tocan, es lo único que me acompaña. Diré, en mi opinión que estas calles que adornan mis recuerdos escasos, serán mi pasado en el presente, para todo hay término y creo que lo nuestro terminó…

La verdad es que no sé ni qué escribir. A veces pienso que sólo cargo con ésta libreta para pasearla ya que hace tiempo que no se me ocurre algo medianamente decente para mis esculturas. Sin embargo, no puedo salir sin ella, qué tal que me alcance la inspiración y yo sin papel ni pluma dónde plasmar mis ideas. Estoy agotada, me hace falta estar en casa para descansar, trabajar en mi mesa cómodamente sin interrupciones. Mis pies están enfermitos, me duelen las rodillas y la cabeza, y yo todavía con la resaca por la fiesta de fin de milenio. Tuve que dormir con mi mamá porque perdí las llaves, el dinero, las ganas, y a Horacio.

Me distraigo mirando la decoración del lugar. Estatuas de ángeles con espadas, iconografías de santos adornan las paredes. Justo al lado de la entrada, un cartel con la imagen de un ángel de fondo dice:

Casa astral de Valeria. Lectura del Tarot.

Si tú has intentado buscar tu cura, alivio, paz, suerte y amor y has ido con muchos curanderos, hechiceras, psicólogos y te han dicho que ya estás curado, que vas a tener suerte y que pronto llegará tu amor y no has obtenido resultados y en vez de prosperar has fracasado, es porque no te hallaron la cura o la solución.

Ven y visita a la Señora Valeria, entra a su mundo astral espiritual y de la magia blanca. Tan sólo en la primera visita notarás el cambio. EMPEZARÁS A VER LA SOLUCIÓN A TU VIDA Y A TODOS TUS PROBLEMAS.

Ven por una consulta del Tarot, las runas y lectura de mano. La Sra. VALERIA te dará la solución a tus problemas. Todo esto y mucho más con la Sra. VALERIA, el poder del tarot y el espiritualismo.

SE HACEN TRABAJOS Y NO SE COBRA HASTA NO VER RESULTADOS

¿Señora Valeria? ¡Si tan sólo tiene unos cuantos años más que yo!

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