OTRO CUENTO DE NAVIDAD

jueves, diciembre 24, 2009




En el periódico apareció una nota acerca de una muchacha de trece años que acababa de perder a sus padres, unos drogadictos que se murieron de un pasón, pero que habían dejado una fortuna considerable a su hijita adolescente. A un lado del texto venía la foto de la niña, una jovencita pródigamente desarrollada para su edad, poseía una sensualidad natural, se podría decir que involuntaria, innata. Esa imagen acaparó mi atención inmediatamente, me quedé como hipnotizado. Pero lo que realmente captó mi interés fue su candor, su inocencia.

El periódico decía que su mayor sueño o ilusión era que algún día Santa Clos la visitara en su casa. La niña se encontraba sola bajo la supervisión de los vecinos y el motivo de la nota era para tratar de localizar a algún familiar que fuera a Cd. Acuña y se hiciera cargo de ella, o de lo contrario la internarían en un orfanato.

Así que no lo pensé dos veces y tomé el primer autobús a Cd. Acuña, tenía que estar ahí antes que cualquier familiar; no sin antes alquilar un traje rojo del anciano gringo panzón.

Me confieso. No soy una buena persona, no pensaba hacer una caridad o llenar de alegría el corazón de una pobre niñita huérfana al cumplir su más anhelado deseo. Desde que vi su foto, no la podía sacar de mi mente y un deseo compulsivo me orilló a realizar el viaje. A lo mejor las personas pensarán que soy un depravado sexual, pero estaba poseído por un impulso más fuerte que cualquier prejuicio moral, más fuerte que cualquier razón aún. Además, el dinero que acababa de heredar era una suma por la que realmente valía la pena todo eso.

Llegué a Cd Acuña, un pueblo polvoriento al borde del país, en la frontera con Estados Unidos. Después de preguntarles a varias personas sobre la muchacha, mostrándoles el recorte del artículo y diciendo que yo era el tío de la pequeña, conseguí fácilmente la dirección. La noticia fue muy popular y no tuve mucho problema, me enteré que vivía en las afueras de la ciudad en una casa al lado de la carretera.

Compré un perrito en una tienda de mascotas. Se supone que si yo era Santa Clos, tenía que llegar con algún regalo al menos y qué mejor que un pequeño cachorro, no existe niña que se resista a un animalito de esos. Tomé un taxi y le dije al chofer que me llevara a la dirección que le di en un papel. Dentro del taxi me puse el disfraz rojo y el gorro, no consideré necesaria la barba y la peluca, porque si quería conquistar a la niña no iba a conseguirlo con la apariencia de un viejo decrépito, sino con mi propio rostro. La verdad, creo que soy un tipo guapo.

Llegué por fin al domicilio. Era una casa blanca de dos pisos de apariencia muy fría, no parecía de personas ricas, era más bien una típica casa clasemediera. En el segundo piso había una terraza en donde supongo que los padres se sentaban en las tardes a ver pasar los interminables convoys de camiones que llevaban y traían cosas del otro lado, mientras que se sumergían en un viaje dentro de sus mentes.

Metí al perrito dentro de un pequeño saco y toqué el timbre. Nadie me contestó, era temprano todavía, las 5:00 de la tarde aproximadamente, aún no oscurecía y tal vez la niña se encontraba en casa de sus vecinos. Toqué insistentemente hasta que por fin escuché unos débiles pasos que bajaban del segundo piso.

–“¿Quién es?” –oí decir desde adentro. Era una voz dulce pero adormilada.

–“¡Jo jo jo jo jo! Soy yo, Santa Clos” –dije conteniendo la risa y entonces la puerta se abrió.

–“Pasa por favor. En un momento estoy contigo” –contestó la niña sin asombro alguno.

Entré en la casa y comencé a examinarla. A un lado de la puerta de entrada se encontraba la sala de estar y después, al lado derecho de un pasillo que llevaba a un elegante comedor con una gran mesa de madera al centro, estaba lo que parecía ser la cocina. Una alfombra roja cubría todo el piso hasta donde se podía ver. La casa tenía un cierto olor a leche agria.

Recorría con la vista el piso alfombrado hasta que me topé con unos bellos y pequeños pies desnudos. Conforme levanté la mirada, mi pene comenzaba a palpitar; podía ver unos tobillos delgados y unas bien torneadas y largas piernas para una chamaca de trece años, eran algo delgadas, pero de proporción exacta para una adolescente. Su pecho estaba cubierto con una playera de “Hello Kittie” que permitía distinguir la punta de los pezones de aquellos pequeños senos en desarrollo. Yo estaba muy caliente para ese entonces, pensé tomarla en mis manos y hacerla mía por la fuerza, pero me quedé paralizado al ver su cara infantil y femenina al mismo tiempo. Sus labios eran gruesos y carnosos y tenía una discreta sonrisa que asomaba un par de dientes, en las mejillas tenía algo así como pecas o espinillas de pubertad que lejos estaban de ser desagradables, al contrario, me prendían. De su cabeza caía una larga cabellera negra ondulada que resaltaba el contorno de su cara. Pero lo que realmente me sometió fueron sus ojos negros enormes que me miraban profundamente, lujuriosos y tiernos al mismo tiempo. Ahora estaba seguro de que había hecho lo correcto.

–“Acompáñame arriba, me voy a cambiar” –me dijo con esa dulce voz de sirena que me embrujaba y me guiaba a los arrecifes.

Subió rápidamente las escaleras, y cuando se fue de mi vista me sentí confundido, la niña no había tenido la reacción que yo imaginaba. Al contrario, era como si me hubiera esperado con anticipación.

Subí las escaleras y había unos sofás y un mueble con la televisión encendida. El aparato sintonizaba un canal porno, pero no había volumen. La niña se quitó rápidamente los calzones y apenas alcancé ver su vientre cubierto de incipientes vellos. Arrojó los calzones sin importarle dónde cayeran para después meterse a un cuarto. Yo estaba aturdido, no sabía que hacer, lo único que se me ocurrió en ese momento fue voltear a ver la prenda íntima que yacía sobre la alfombra roja. Era una prenda muy provocativa, una tanga de encaje blanco, semitransparente, estaba seguro que estando puesta permitía ver algo de lo que cubría. Mi vista se apartó para ver la televisión. Una hermosa mujer le hacía sexo oral a un enano. El enano era feo y parecía que tenía la cara deforme, sin embargo la muchacha se la mamaba con gran fervor, ávidamente, su mirada se posó en mis ojos mientras seguía haciendo la felación, me miraba fijamente desde la televisión. Parecía que estaba poseída por el demonio, su lengua lamía todo lo que podía sin dejar un solo momento de verme. No estaba muy seguro de continuar con mi plan, estaba asustado, todo estaba muy raro, una especie de locura invadía la casa y ahora yo era parte de ella.

En eso, salió la niña, estaba vestida con un diminuto short de tela y una blusa brillante con el numero 36 y sin más calzado que unos calcetines.

–“¿Te gusta?” –preguntó.

–“Es realmente asqueroso” –contesté refiriéndome a la película de la televisión.

–“No tonto –dijo riendo –me refiero a como estoy vestida”-

–“¡Ahh si! Te ves muy bien. Y como has sido una muy buena niña, te tengo éste regalo”– saqué al cachorrito del saco y se lo di.

–“Muchas gracias –dijo inexpresivamente. Tomó al animal y de inmediato lo puso en el piso; el perrito no se levantó, parecía dormido, como muerto – ¿Quieres agua?”–

Dije que sí y bajamos a la cocina.

Ella tomaba del vaso donde sirvió el agua que era para mí y un incómodo silencio se extendía en el lugar. Pensé que a lo mejor yo no era del todo de su agrado, pero reflexioné, no hacía una semana que acababa de perder a sus padres y tal vez esa era la razón de su inercia.

–“Cuando llegué, pensé que estarías en casa de tus amigas” –le dije para romper el silencio.

–“No, no puedo verlas ahorita, están castigadas. Pero ¿sabes qué? Tengo un plan para verlas. Mis amigas y yo tenemos planeado matar a todas esas viejas brujas de sus madres, para que así no las vuelvan a castigar nunca. Hemos pensado quemarlas, pero yo creo que el fuego puede llamar mucho la atención ¿verdad?” –me decía con una malicia casi diabólica en sus ojos.

Todo estaba mal, se suponía que el malo de la historia era yo, el que pretendía abusar de una niña y robarle su dinero, pero ahora resultaba que la niña era perversa. Llegué a la conclusión de que era muy probable que la muchacha tuviera problemas psicológicos y que no pensaba bien lo que decía; un golpe emocional de la magnitud del deceso de sus padres no era cualquier cosa, además de que sus muertes habían ocurrido en esa misma casa, y la soledad en la que se encontraba la chiquilla, esperando que llegaran sus padrinos para hacerse cargo de ella, seguramente influía de manera determinante en sus facultades mentales.

No sabía qué decir, las palabras no salían de mi boca, quería largarme de ese lugar y tirar a la basura mis estúpidas fantasías sexuales. Le pregunté:

–“¿Estas tomando calmantes, antidepresivos o algo así? Porque creo que llevabas todo el día dormida”

–“No, lo que pasa es que soy muy floja”

Me senté en una silla, y de una puerta que daba al patio entró un enorme gato de angora. La niña sacó de la alacena un gran tazón de cristal y le sirvió de un costal una especie de croquetas, después vació medio galón de leche que cuando hizo contacto con las croquetas, se tornó de un color violeta luminoso. El gato se acercó y comenzó a devorarlas, toda su cara estaba manchada de violeta brillante y sus enormes ojos verdes no dejaban de mirarme mientras tragaba su alimento. Me recordó a la puta de la televisión y comencé a sentir pánico, pero en ese justo momento la niña se sentó sobre mí, de frente, con sus piernas abiertas a cada uno de mis lados, buscando que su sexo hiciera contacto con el mío a través de la delgada tela de sus shorts. Me besaba pasionalmente en la cara, su lengua recorría mis orejas y me hacía sentir un escalofrío que me provocó una potente erección. Podía sentir como se le humedecía la entrepierna y se mojaba su short, se comenzó a frotar contra mí, mis manos agarraban sus nalgas urgentemente y mi boca buscaba besarla, pero cuando lo intentaba me esquivaba, sin embargo me invitaba de manera lujuriosa con su lengua a probar de su saliva; intentaba besarla otra vez y se quitaba para seguir humedeciendo sus labios y después seguir explorando mis orejas con su lengua; restregaba sus senos contra mi pecho, sin parar de mover sus caderas sobre las mías y me miraba con esos ojos lascivos, llenos de fuego, con una mirada completamente enloquecida.

Buscaba besarla, era necesario, era lo único que deseaba en la vida, pero ella me negaba, sólo abría la boca y movía la lengua al ritmo de sus caderas. Su olor era especial, como el de un bebé, ella tenía ese olor que desespera, que te hace sentir ganas de apretar hasta la asfixia, estrujar, azotar contra una pared, que sé yo. Comencé a desesperarme, por más que buscaba sus labios, siempre encontraba una forma de esconderse de mí. Aquello era desquiciante, me irrité, estaba encabronado, ya no disfrutaba de sus caricias, de sus movimientos, del tacto de sus senos y sus nalgas, ya que prácticamente tenía todo el short metido dentro de ellas, no podía pensar en otra cosa más que su boca que me negaba.

Mi desesperación fue tal que en un ataque de rabia, agarré un pequeño cuchillo que estaba en la barra y le hice una larga herida en la espalda. Ella gritó del dolor y se separó rápidamente, y fue en ese momento que pude ver que en su mano traía un enorme cuchillo cebollero que pensaba clavarme de no haber hecho lo que hice.

–“¡ Eres un estúpido!” –gritó furiosa después de tocarse la espalda y ver que su mano estaba manchada de sangre. Agarré la silla en la que estaba sentado y se la aventé para después salir corriendo a la carretera.

Ella estaba en la terraza del segundo piso disparándome con una pistola automática, enfurecida, frenética. Para mi buena suerte su puntería era pésima y lo único que hice fue gritar a todo pulmón, con todas mis fuerzas.

-“ ¡JO, JO, JO, JO, JO Felíz Navidad hija de la chingada!”- Mientras corría por la carretera rumbo a mi casa.

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ya nunca mas

jueves, diciembre 17, 2009


Puedo decir sin temor a equivocarme que este ha sido el peor año de toda mi vida. Mi cuerpo ha comenzado a pasarme la factura de todas las pendejadas que he hecho y básicamente estoy escribiendo esto porque se me chingó la rodilla otra vez y creo que ya no podré volver a jugar futbol nunca más (Mi pierna!!!!!!! Donde eshta mi pierna!!!!!!! [lease como Luis Migay en esa película donde le mochan ejem… la pierna]) pero de todos ni jugaba nada era bien maleta pero bien picado como los frijoles de la conasupo, pero aferrado y con corazón. Bueno eso y otras cosas más que como podrán haberse dado cuenta en los archivos de este blog me la pasé azotándome pero bien chido.

Lo bueno es que estoy tomando cartas en el asunto y ya fui con un doctor que me dijo que tengo un pie en la mesa de cirugías, pero le dije que necesitaba una segunda opinión y me dijo que además estaba bien pinche pendejo. Bueno, obviamente la forma más sencilla era la operación pero podía arriesgarme a una rehabilitación a base de radiación, electroterapia, magnetoterapia y un montón de ondas más, porque al parecer no hay daño en el hueso y la ruptura del ligamento no fue total, puedo caminar (renqueando) y ya no necesito la ayuda de mi bastón (que era un palo de escoba recortado). La cuestión es que no sé cuando deba comenzar con estas terapias ya que se vienen las vacaciones y no quisiera dejarlas a medias.

La verdad si me aguita todo esto, me imagino a veces que me van a cortar la pata, o que voy a tener que utilizar un bastón el resto de mi vida (procuraría que el mango fuera un puño metálico como el de Biff Tannen viejito para golpear pubertos en sus cabezas huecas) o no sé, tal vez me daría un toque de clase, distinción y elegancia aristocrática.


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Brinca la cuerduta yo ya la brinque

sábado, diciembre 12, 2009


Chale, la neta me agüita bastanta el haberme chingado la rodilla de manera tan pendeja, pero para nada fue una mala noche después de todo, me gane un tipo aypoooo oeeeeeeey, pinche chingadera para que la quiero, de hecho si a alguien la interesa se la vendo y tambie estoy vendiendo un iPod touch de 8 gb (a ver si por este comercial no me bannean de blogger como la hicieron de facefuck).

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Ir llenando las cosas de significado

miércoles, diciembre 09, 2009

Durante muchos años al acercarse la fecha de mi cumpleaños la sombra de la amargura se cernía sobre mí, el carácter se me hacía más emo que de costumbre y el mero día ni siquiera yo me podía soportar. Ahí estaba sintiéndome la persona más desdichada del mundo por acumular un año más sin haber logrado nada en mi puta vida y por el hecho de ser mi cumpleaños me merecía toda la compasión del mundo que tanto daño me había hecho.

Pero este año dije “chingue su madre, hoy le voy a hacer diferente” y aunque días antes me dio un amague de depresión, me mentalicé para pasármela bien ese día, repetir una mentira hasta que se hiciera real, y ahora viendo las cosas en retrospectiva puedo decir que tuve uno de los mejores cumpleaños que pueda recordar, mi cumpleaños se extendió todo el fin de semana. Comenzó cuando al despertar me encontré mi boleto para Metallica y pues superchingón, igual y lo iba comprar de cualquier manera pero chido que las cosas se materialicen sin ningún esfuerzo de mi parte; después mis compañeras de trabajo prepararon un pequeño festejo de pasillo, pastel (aunque no me gusta el pan), chescos y botanas, digo, eso no tiene nada de raro a todos los cumpleañeros les hacen ese tipo de festejos pero el mío fue diferente porque se incluyeron calabacitas fritas en aceite de oliva y tacos de chicharrón con frijoles y panela, un desayuno de campeones. Ahí fue cuando comencé a darme cuenta de que una actitud positiva atraía otras cosas positivas, y es que los años anteriores que anduve de amargado lo máximo que obtenía era el abrazo de felicitación porque todos sabían que “no me gusta festejar mi cumpleaños”. Hasta me cantaron las mañanitas y a nadie se las cantan, comenzó como broma y payasada pero terminó siendo enserio y yo la verdad me sentí muy honrado.

Después me invitaron a comer a un restaurante de comida italiana y poca madre, rico y barato, se llama Italia Mia y está en Pedro Moreno antes de llegar a Chapultepec y ahí comencé con la peda, un vino tinto y un par de chelas, pizza, lasaña y canelones; por la tarde mi visita al cu-cú cu-cú (que no es el cucucurrucucu, más bien es un chiste local) y a un grupo de lectura donde como regalo de cumpleaños a mis compañeros les entregué una película relacionada con el libro que estamos analizando (me dio por dar regalos en lugar de recibirlos) y cenamos unos tacos y nos lanzamos temprano al Pare de Sufrir porque según eso se atasca, parece que es el lugar de moda porque la gente se desbordaba hasta afuera en la calle. Yo no había invitado a nadie y como el cumpleaños de mi hermana es al día siguiente del mío y ella se festejaría ahí, el pretexto era tener un lugar a donde ir. Algunos amigos se enteraron y avisaron a otros y así fue llegando un bandonón que era más numeroso que el de mi hermana y eso que la fiesta supuestamente era de ella. Yo solo había ido ahí en una ocasión y salí rebotando de pedo vomitando cacahuates con cáscara (quitada previamente) y mezcal de Juchipila (¡¡¡¡aguevo!!!!), la música que pusieron en esa ocasión eran cumbias mezcladas (lo bueno es que no me tocaron las cumbias villeras porque esas me maltripean) y yo creía que así era el cotorreo, medio rascuache kitch, pero ese día, después de unos chairos que enfadaron tocando La Bamba en un chingo de versiones (¿o eran diferentes canciones?) salió un bato que No es DJ y que se revienta con puras rolas del imaginario siempreendominguesco nacional, chale, al principio si me saqué de onda, pero conforme fueron consumiéndose los mezcales y las cervezas ya al rato todo el local gritaba a todo pulmón rolas que quien sabe de dónde nos sabíamos, a la conclusión que llegamos es que eran las rolas que ponían nuestras jefas o las gatas o las tías nacas que se quemaban todas las novelas cuando uno estaba morro y la neta se puso chingón el cotorreo, yo hasta agarré el micrófono para cantar una de Luis Miguel, la neta ya ni me acuerdo cual era.

El vienes tenía pensado irme de pedote con el Morsillo quien supuestamente vendría a la ciudad para la presentación de un libro de relatos del genero negro en la FIL y a darle difusión tapatía a su libro Edificio A, Departamento 69 ( al cual le quiero hincar el ojo desde endenantes que fuera publicado) pero el bato es Pu…ma y se pandió a última hora, en fin, sigue debiendo la visita. Así que fue noche tranquila de chelas y películas.

El sábado era la fecha de la reunión bloggera, la verdad yo me había hecho muchas expectativas, así que voy a soltar algunas impresiones aunque suenen reiterativas.

Por supuesto que hay una diferencia entre la persona que postea y la que uno es en la vida real, de hecho esa fue la razón por la que utilicé un seudónimo durante tantos años en este blog, quien lo escribía era un personaje, una especie de alter ego, e inclusive nunca fue la intención de que Guanatos City Rocks se convirtiera en un blog personal, muchas de las historias narradas aquí ni siquiera fueron reales. Pero de un tiempo para acá, cuando me decidí a poner una foto mía y firmar mis pachequiadas como Héctor Viramontes las cosas comenzaron a cambiar y quise mostrarme como soy, lo que pienso y por ende, ser más autentico, completamente honesto conmigo mismo. Me han dicho que ahí fue cuando todo comenzó a valer madre jejejejejejeje pero pues es mi culo de blog y aquí yo me cago como quiera, ya estaba cansado de tratar de hacerme el chistosito y escribir para complacer a los lectores y aparentar estar bien cuando realmente no lo estaba.

Por eso era importante para mí ese día, porque era una especie de quitarme la máscara, de enfrentar algunos demonios, de hacer las cosas de manera diferente, abrirme a hacer nuevos amigos y enfrentar esa puta timidez y vergüenza que tantos estragos me ha dejado, por eso me refiero al título de este post como el ir llenando las cosas de significado, todos estos eventos sumados a la fecha de mi cumpleaños hacen que los efectos negativos se anulen y que los acontecimientos adquieran una dimensión más grande que la que realmente tienen, el hacer las cosas con un propósito más allá del que tienen implícito.

No sé cual sea la impresión que les causé a aquellos que me conocieron personalmente ese día, creo que el tiempo no fue suficiente para platicar mejor, aunque las cosas que se dijeron estuvieron muy chingonas, sin embargo yo en mi mente tenía un chingo de cosas de qué platicarles y no sé, jajajajajajaja las cosas afortunadamente fueron diferentes a lo que había imaginado (en lo formal, porque en esencia creo que se cumplió con creces el objetivo). Yo resalto de todo esto las siguientes cosas, creo que el enfrentar las situaciones con una actitud positiva atrae cosas positivas; después de todas las broncas para darme cuenta del valor de la amistad, ahora valoro mas a mis amigos, que el dar desinteresadamente en lugar de nomás estar esperando recibir también está chingón, que hay un putamadral de gente allá afuera que es interesante y que vale la pena y que nos buscamos como imanes que se abren paso y que no se vale encerrarse en una puta burbuja de confort porque por estar a gusto uno se pierde de un friego de cosas chingonas, y pues básicamente el no dejarme vencer por miedos pendejos. Y la neta ya sé que suena trillado y mamón y hasta cursi pero lo que principalmente rescato es el hacer las cosas con el corazón.

Al día siguiente me desperté con ganas de regresar con todos los bloggers, como si todavía estuvieran ahí, físicamente y los tendría a mi completa disposición como puedo hacerlo cada vez que se me antoje con sus respectivos blogs.

Epilogo: Llevaba años festejándome solitariamente en la FIL, atascándome de libros robados y unos cuantos comprados. Este año no fui ningún día a la FIL y por ahí dicen que me perdí a Ozomatli y a los Lobos, por los demás, pinchi FIL es la misma chingaderas, libros igual de caros que en cualquier lado y un montón de gente que Finge que le Interesa Leer. Chingón por el Guffo y mis compas que en un esfuerzo (re)colectivo lograron un muy bien libro de Blogs del fin del mundo, que chingón la neta, a ver si el próximo año me animo a sacar el mío.

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2do intento para recuperar el arcoiris

martes, diciembre 01, 2009























Como que ya ahi la lleva. A la mejor quedaría mas chido si supiera usar el photoshop

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1er intento para recuperar el arcoiris























Todavía se ve medio gay no?

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