Hablar con extraños

jueves, mayo 06, 2010


A veces me sorprende la capacidad que tengo de odiar a las personas. Hay días en los que no soy capaz de tolerar a nadie y hasta yo mismo me caigo gordo. No es algo de lo que me sienta orgulloso, de hecho hasta he llegado a sentir miedo de la oscuridad y maldad que puede albergar mi corazón ya que, según yo, me considero de los “buenos” y trato de llevar mi vida lo más honestamente posible; no me estaciono en lugares prohibidos y aunque camine más (a veces, mucho más) busco un lugar donde pueda estacionarme; como buen tapatío, también soy un cerdo para manejar, pero dentro de lo cabe, procuro darle su lugar al peatón y ciclistas para cederles el paso; no suelo comprar piratería, no tiro basura en la calle y en general trato de no hacer todas esas transas que distinguen al mexicano, ya que según yo con eso pongo mi granito de arena para cambiar este puto país (que estoy consciente que requiere mucho más esfuerzo que las futilidades que estoy haciendo, pero por algún lado debemos de empezar).
Pero no me gustan esos días en los que quiero que todo le salga mal a todos y que creo que nadie es lo suficientemente bueno para esta vida y así, y como por experiencia propia, sé muy bien que de nada sirve el simple hecho de darte cuenta de las cosas e intelectualizar mi comportamiento si no hago nada al respecto, lo que he comenzado a hacer para contrarrestar esa situación es ser amable con todo mundo y sacarles plática a las personas a pesar de que no las conozca.
A los mexicanos nos gusta decir que los gringos y europeos son fríos de carácter y que en México se puede sentir la calidez hospitalaria y esas ondas, pero la verdad yo no creo que sea así. Me gusta recordar como en Estados Unidos la gente me sacaba plática mientras hacía fila para las compras en el super, igual y eran puras pendejadas como el clima y eso, pero rara vez me ha pasado aquí en México, de hecho muchos de nosotros ni siquiera conocemos a nuestros vecinos, al contrario, los mexicanos nos la pasamos viendo como nos chingamos al prójimo y cuidándonos de que no nos chinguen a nosotros.
Y pues básicamente eso es lo que he estado haciendo, saludar a las personas en la calle, desearles las buenas noches o los buenos días (las buenas tardes no), saludo con una sonrisa a los niños chiquitos que se me quedan viendo y cuando veo a algún conocido, no me hago pendejo y finjo que no lo he visto por evitarme la hueva de saludarlo o platicar con él y si mi conocido se hace pendejo trato de que sea obvio que yo sé que se está haciendo pendejo. No creo que esa técnica haya funcionado pues sigo teniendo rencor contra la humanidad, pero al menos se han ejercitado mis enclenques habilidades sociales.
Tengo la teoría de que todo es cuestión de hábitos, y creo que repitiendo ciertos hábitos llegará el momento en que terminemos creyéndolos. Por ejemplo yo antes odiaba los lunes, todos los lunes sin falta, me despertaba malhumorado sin ninguna razón, renegando y con jeta de pocos amigos que se me venía quitando hasta que salía de mi trabajo. Ya todos sabían que los lunes andaba de malas, cuando alguien me preguntaba como estaba, invariablemente decía “mal”, y el día que me decidí a cambiar eso, comenzó por fingir una sonrisa, por contestar que estaba “bien” aunque no fuera verdad y hacía las cosas con una falsa alegría que con el paso del tiempo se volvió sincera y adquirió significados que no sabía que tenía. Ahora, yo que creo en los ciclos, los lunes representan para mí un buen momento para comenzar algunas cosas (las semana por ejemplo, jejejeje) y dejar las pendejadas atrás. Se me ocurre esto porque este jueves tiene un sabor a lunes que no puede con él.
Bueno ya hablando de otras cosas que quiero platicar es que ayer fui a ver Donde viven los Monstruos, una película a la que, en un principio, tenía muchas expectativas y después bajaron por los suelos y así fui a verla.  Spike Jonze es uno de esos directores que tanto gustan a la banda hipster quienes le celebran todo lo que hace (algo así como a Tim Burton y Wes Anderson); claro que sus anteriores películas están chingonas pero no es lo mismo un film cuyo guión no es de Charlie Kaufman que hacer videos de bandas fregonas como los Chemical Brothers (ese donde Sofia Coppola está en una competencia de gimnasia), Breeders, Weezer, Björk, Sonic Youth, Beastie Boys, Fatboy Slim, los Yeah, Yeah, Yeahs, siendo Karen O su actual vieja y quien colabora estupendamente con el soundtrack de esta película.
Donde viven los Monstruos es una película extraña, trata sobre la malevolencia innata en los niños, la soledad y el escaparse al mundo de la fantasía y como salir de ella en el momento justo para alcanzar un plato de sopa caliente. Está basada en un cuento infantil del mismo nombre que pueden leer más adelante, y que como no es fácil adaptar un libro de 20 páginas a una película de hora y cuarenta, está aderezada con muchas ondas personales.
Ahora, la película se encuentra a medio camino entre una cinta infantil y una película madura que pretende tener cierta profundidad, pero desde mi punto de vista, no funciona completamente en ninguno de los dos ámbitos. Las comparaciones con El Fantástico Mr Fox son inevitables, dos directores considerados “de culto” realizando películas infantiles utilizando métodos de animación y efectos especiales tradicionales, sin abusar del CGI; Wes Anderson salió mejor librado, entregando una de las películas infantiles más fabulosas de los últimos años, mientras que la de Jonze, creo que es oscura y no trascenderá mucho más allá del público que tiene rendido a sus pies.
Sin embargo no es una película mala, ni me pareció aburrida como me habían comentado quienes la vieron pirata o la bajaron de internet ya que tardó mucho tiempo para salir en cartelera.  Los actores que personificaron (Forest Whitaker, James Gandolfini, entre otros)  a los monstruos adquirieron una personalidad propia y no solo pusieron la voz, sino que se metieron en las botargas para darle vida a los mupets (animatronics creo que les llaman) de la película.
Creo que no hay mucho más que decir sobre esta cinta, ¿Qué si vale la pena verla? Yo digo que sí, aunque con la advertencia que no es una película lograda del todo.
Como dato curioso, en Lost in Translation, el papel del esposo de Scarlett Johansson está basado en Spike Jonze.


Ahora, el cuento original en el que se basa esta película


DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS


de Maurice Sendak


La noche que Max se puso un traje de lobo y se dedicó a hacer travesuras

de una clase y de otra

su madre le dijo: “¡ERES UN MONSTRUO!”
y Max le contestó: “¡TE VOY A COMER!”
y lo mandaron a la cama sin cenar.



Esa misma noche, nació un bosque en la habitación de Max



y creció




y creció, hasta que había lianas en el techo
y las paredes se convirtieron en el mundo entero



Y apareció un océano con un barco particular para él.
Y Max se marchó navegando a través del día y de la noche



Entrando y saliendo por las semanas, saltándose casi un año.
¡Hasta llegar a DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS!


Y cuando llegó al lugar en donde viven los monstruos
estos emitieron unos rugidos terribles
y crujieron sus dientes terribles
y lo miraron con ojos terribles
y le mostraron sus garras terribles
Hasta que Max les dijo "¡QUIETOS!"
y los amenazó con el truco mágico de mirar a los ojos amarillos de todos ellos sin pestañear una sola vez





Y se asustaron y dijeron que era el más monstruo de todos y le hicieron rey de todos los monstruos



"Y ahora" dijo Max "¡QUE EMPIECE LA FIESTA MONSTRUO!"














"¡SE ACABÓ!" dijo Max
y envió a los monstruos a la cama sin cenar

Y Max, el rey de todos los mostruos, se sintió solo

y quería estar donde alguien le quisiera más que a nadie



y entonces, desde el otro lado del mundo, le envolvió un olor de comida rica
y ya no quiso ser el rey del lugar donde viven los monstruos

Pero los monstruos gritaron "Por favor no te vayas, ¡te comeremos, te queremos tanto!"

Y Max dijo "No"

Los monstruos emitieron sus rugidos terribles
y crujieron sus dientes terribles

y lo miraron con ojos terribles
y le mostraron sus garras terribles

Pero Max subió a su barco particular y les dijo adiós con la mano



Y navegó de vuelta saltándose un año,
entrando y saliendo por las semanas
atravesando el día,
hasta llegar a la noche misma de su propia habitación





Donde su cena le estaba esperando y todavía estaba caliente.



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