Siento
martes, enero 08, 2008
Te ves alegre, los años te han caído bien, te ves llena de vida, completa, distinta, como si fueras otra persona, y yo siguiera siendo el mismo chico que no podía hacer otra cosa que mirarte cuando estabas a mi lado; pero tus ojos están en otra parte, lejos de los míos que buscan tu atención.
Espero ansiosamente que el Dj ponga nuestra canción para sacarte a bailar y mandes al diablo al pendejo con el que estás. Me doy cuenta que te amo de a de veras, que siempre te he amado.
Sin embargo no me ves, estás aturdida entre el humo artificial que sale a un costado de la pista y se confunde con la niebla de mis recuerdos y nuestra historia se derrumba otra vez cuando te veo besar a ese pinche puto.
Me siento fatal, sólo puedo agarrarme al recuerdo de que ayer me quisiste.
Recuerdo cuando ibas a mi casa a escuchar mis discos viejos. Yo tirado en la alfombra mientras ojeabas distraída los libritos de los discos, Caifanes, Santa Sabina, Café Tacuba, Jumbo. Tu imagen se reflejaba en la televisión prendida sin volumen que sintonizaba el MTV Latino. El video de “Smell Like Teen Spirit” sonaba puntualmente cada hora y recuerdo a una porrista con los senos excitados que meneaba sus pompones y me emocionaba imaginar sus senos a través de la blusa negra y me gustaba pensar que esa chica eras tú.
Me acuerdo cuando me tomaste de la mano y sentía tu calor y la humedad de tu palma. Te acostaste a mi lado y me abrazaste recargando tu cabeza sobre mi pecho, y de la computadora se escuchaba una canción que recuerdo claramente que decía: Siento que me quieres hoy, creo que mañana ya no, quiero que me quieras hoy, quiero que mañana sea igual que hoy. Pero te levantaste y te fuiste.
Regresaste otra vez al cuarto ¡vientos! Miré los hoyitos que se hacen en tus mejillas y me perdí en la claridad de tus ojos verdes como uvas desgajadas de su cáscara y de repente tus labios estaban justo encima de los míos y me dejaste sin hablar.
Un beso real. No era como cada vez que nos despedíamos y podía sentir el ligero roce de tus labios que hacían aquellos días realmente especiales y convertían la despedida en el momento más esperado cada vez que estabas a mi lado.
Nunca pensé en lo que sucedería mañana, después de esa vez que nos besamos confusamente, compartiendo nuestra saliva que convirtió todo lo que estaba a nuestro alrededor en un mundo de ensueño, de recuerdos, solamente de imágenes donde podía sentir la carne tibia de tu boca con la mía. El futuro no importaba porque el tiempo y el espacio se congelaron para siempre en ese instante, como una fotografía de nosotros dos tirados sobre esa alfombra azul como el cielo antes de anochecer.
Quise decirte que te amaba y que sabía que tú me amabas también, pedirte que te quedaras junto a mí, por siempre con mis ojos en tus ojos, pero no lo dije, hasta ahora.
Al menos están poniendo la música que se escuchaba en nuestros tiempos. Estoy seguro que en cualquier momento van a poner nuestra canción.
Tengo que ir a saludarte, si me voy de aquí sin que al menos me veas, no me lo voy a perdonar nunca.
Ahí estás, Siento que me quieres hoy suena en las bocinas. Voy a hacerlo, esa es la señal que estaba esperando, el momento en el que el pasado alcanza al presente. Voy a sacarte a bailar aunque el puto con el que estas se encabrone. No creo que te niegues, no después de todo lo que pasamos juntos y cuando me veas, todos esos recuerdos volverán y nunca te voy a dejar ir.
— Baila conmigo por… —Por los viejos tiempos, pensé decirle— …por favor.
— Claro. Oye ¿Tú también estabas en la escuela?
Me doy la vuelta y camino a la salida sin mirar a nadie, ni siquiera a los excompañeros que intentan saludarme, no quiero que me vean llorar. Mi alma está destrozada, me duele, quisiera morir ahora mismo, no es posible que no me recuerdes, me siento como si fuera un fantasma, no es posible que no te acuerdes de mí.
Un par de manos me tapan los ojos y me impiden ver quién detiene mi camino.
Me volteo lentamente y las manos bajan a mis hombros. ¡Eres tú! No sé como diablos pude confundirte con otra.