Los Pixies sí se chingan a Nirvana
lunes, octubre 06, 2008
Este post es un comentario extendido acerca del post escrito en el blog del Perro y la Puchona:
Yo en ese entonces escuchaba mucho Heavy Metal, Metallica, GNR, Antrax, Megadeth, y también a los glam-metaleros de Skid Row, Ratt, Motley Crew y Cinderella (ahh como me cagaban Poison y Bon Jovi). La moda entre la chaviza de ese entonces eran las camisas garigoleadas de colores chillantes, pantalones bombachos y entubados, tenis Reebok Clasic y las mujeres usaban blusas con hombreras, peinados con enormes copetes y doble calcetines siendo uno de ellos de color fosforiloco (que es como le llamábamos a lo fosforecente), aunque ya había mencionado en otros post que yo era un pobre pendejo desadaptado (bueno, todavía lo sigo siendo) y acomplejado, a medio camino entre nerd y rbd (o sea, rebelde) que me la pasaba sumergido en mis walkman sport amarillos y pegado al nintendo (Puta, cambia el walkman por ipod y el nintendo por el Xbox y es la misma chingadera que ahorita) pero se podía sentír que la época de los 80s estaba llegando a su fin, que la moda cambiaba, que la música era otra.
Pinche gusto por vestirse como señoras
Party Time, Excellent!!
Los proto grungers de Bill y Ted tocaban las guitarras en el aire y todas esas power ballads (que la neta eran muuuy buenas) de las bandas metaleras comenzaban a ser remplazadas por grupos como los Red Hot Chilli Peppers, Janes Adiction y Faith No More quienes traían una onda más autentica o por decirlo de otro modo, menos farola que los rockeros de ese entonces. Aunque estoy hablando de lo que yo escuchaba, los demás morros de la secundaria, escuchaban a Depeche Mode, The Cure, Informatión Society, Erasure y ritmos más enfocados al techno pop (los más fresas) o Timbiriche y Locomia y demás basura en español que no ha cambiado nada en todos estos años. Con la entrada de los noventas apenas se hacían el cambio al house y el rap comenzaba a ponerse de moda bien cabrón. Se usaron shorts de overoles, pantalones como los de MC Hamer y peinados con copete como Brandon y Dylan de Beverly Hills 90210.
Chingado ¡que guapos estamos!
Fue ese diciembre de 1991 cuando vi en MTV, al igual que medio mundo, ese himno generacional conocido como “Smell Like Teen Spirit” y se pusieron de moda las playeras de franela, las Dr. Marteens y los pantalones rotos, y en las chavas, las panti blusas, las faldas largas y anchas hasta los tobillos con estampados floridos y las donas en el pelo. A mí en lo personal, lo que más extraño de aquellos tiempos en cuanto a la ropa son las playeras con rayas horizontales Quicksilver.
Y de repente Nirvana era la banda del momento, aparecía hasta en la revista Eres. No sé si fue por llevar la contraria pero a mí no me engancharon de inmediato, tuve que escuchar a Pearl Jam y a Alice in Chains para entrarle de lleno a la música Grunge, y Nirvana me parecía demasiado punk para mi gusto, de hecho hace apenas algunos años que he comenzado a disfrutar su música y me arrepiento enormemente no haberlo hecho en su momento.
Por el contrario, con Pixies, la historia es un poco, me gustaría llamarla, romántica. Un día escuchando el radio (no me acuerdo si fue en Sonido 103, Super Stereo, o Stereo Soul, ya que eran las únicas estaciones que ponían música chida en ingles) pusieron una canción que me encantó en el sentido mágico de la palabra, que exigía completamente mi sentidos, que me enchinó la piel y de haber estado manejando, me obligaría a estacionar el carro para escucharla con todo mi ser. Tenía un sonido un tanto Surferón, con unos coros femeninos cantados como con gueva y despreocupación, una línea de bajo con un ritmo diferente a lo que había escuchado antes, anarmónico, y que fue de los primeros punteos que aprendí cuando comencé a tocar la guitarra, y ya para la parte final de la canción un largo redoble de baterías acompañadas de una voz que quería desgarrarse pero no lo hacía. No hubo ningún locutor que mencionara el nombre de la canción ni a la banda que la tocaba y hasta estuve tentado en llamar a la estación para preguntarle a alguien, pero no lo hice, me prometí no olvidarla nunca. Aún hoy es un tanto difícil escuchar en el radio alguna canción de los Pixies que no sea Where is my Mind, que gracias a Fight Club sacó a los Pixies de esa categoría de bichos raros que compartían con Sonic Youth, así que en aquel entonces no tenía la menor idea ni esperanza de saber a quién pertenecía aquella maravillosa melodía.
Tiempo después escuché otras canciónes de los Pixies porque eran la banda favorita de un bato que apenas conocía y que encarnaba todo el coolness de los noventas y que después se convirtió en uno de mis mejores amigos, “Señorita ven conmigo… vamos a jugar por la playa”, “Hey! been trying to meet you” y la ya citada Where is my mind pasaron por mis oídos antes de descubrir que los Pixies eran los dueños de esa canción que para ese entonces dudaba de su existencia y parecía que la había soñado o algo así.
Fue hasta que me metí de lleno a su discografía que relacioné a los Pixies con esa canción y me volaron la cabeza. Desafortunadamente, ya se habían separado y solo quedaban sus magníficos discos, un par de canciones del Last Splash de las Breeders y un grafiti pintado en una barda en la avenida Guadalupe por donde está la prepa de la Univa.
Por cierto, la canción es Here Comes your Man y la puedes bajar picándole las jeta de Kim Deal o de Frank Black (que no tiene nada que ver con Jack Black ni con Jack White)
Pixies - Here comes your Man