Otra vez ya se me andaba olvidando postear
lunes, marzo 30, 2009
El otro día iba a escribir un post bien bonito sobre la fiesta de la música y cómo ese día es uno de mis días favoritos de todo el año en cuanto a festividades tapatías se refiere. Pero vamos remontándonos primero a algunos datos de rigor.
La fiesta de la música es una celebración creada en Francia relativamente reciente y que en la actualidad se realiza en 340 ciudades desde su creación en 1982. Se supone que el día escogido es el 21 de junio, el solsticio con el que comienza el verano y el día más largo del año, además de que ese día tiene relación con algunas festividades paganas que rinden culto a la naturaleza y sus transiciones . Aquí en Guadalajara comenzó a realizarse desde 1998 por iniciativa de la Alianza Francesa y El gobierno municipal, escogiendo el lugar más bonito de la ciudad para realizarse, en camellón de la avenida Chapultepec. Lo malo era que en junio las lluvias ya están a todo lo que dan en esta ciudad y seguido se cebaba la fiesta, por lo que sabiamente decidieron cambiarla a finales de marzo-principios de abril y realizarla en ésta ocasión en el centro de la ciudad a causa del desmadre que están haciendo en Chapule (como si no estuvieran haciendo un desmadre en el centro también).
Desde que me acuerdo he asistido a esta fiesta y un espíritu medio hippie me invade, no sé, me encanta caminar por la calle y detenerme en una esquina a escuchar a un grupo, generalmente desconocido ya que acertadamente, la fiesta de la música funciona como un foro para dar a conocer propuestas musicales que difícilmente tienen cabida en espacios públicos o bien, que en otra ocasión tendrías ganas de escuchar. Yo hasta me he puesto a bailar con los danzoneros, cumbiamberos y tropicalosos; y como tradición personal suelo quemar un disco con algunas rolitas que me gustan y se lo regalo a alguien que vaya pasando y que no conozca en lo absoluto, algo así como intercambiar música tal y como lo hacemos por la red, pero en la vida real y viéndonos las caras. Según yo hago esto para que se vaya haciendo una especie de tradición o algo así pero pues la neta me da gueva andar haciéndole publicidad a mi idea y mejor lo dejo como una tradición personal.
Además, algo muy chingón es que por estas fechas la primavera comienza a hacer su trabajo y las plantas comienzas a reverdecer y las flores a florecer (DUHH) y las mujeres también florecen y comienzan a despertar de ese letargo que las marchita en el invierno, las ropas comienzan a ser más ligeras, y los cabellos lacios u ondulados ondean por el viento desprendiendo aromas a chicles de tutifruti, a dulce, a amor. A la chingada las chamarras y bienvenidas las minifaldas, los shortcitos, las blusas sin mangas, viva la piel. Se ven muchas chicas muy bonitas pues y la verdad te pones a pensar en que por este tipo de cosas te da un chingo de gusto vivir en Guadalajara.
En años pasados me gusta llevarme una botella de tinto vaciada en algún termo o en vaso de hielo seco, porque aunque no te la hacen tanto de pedo por estar pisitiando en la vía pública, los policías si se ponen medio mamones con las botellas de vidrio. Además la fiesta suele comenzar temprano y por la tarde el ambiente es muy familiar y se puede ver a muchos niños y familias que realmente disfrutan pasear y escuchar música gratis al aire libre. Pura buena ondez, aunque ya más noche te vas encontrando banda bien peda y el clásico borrachazo, pero hasta eso la banda tapatía se sabe comportar.
Además, como les gusta quejarse a mucha gente, te encuentras a todo el mundo ahí (y por cosas como esa dicen que Guadalajara es un rancho, pero a mí se me hace bien chido, además no porque te encuentres a alguien conocido va a ser un rancho, una vez mi carnal andaba allá en Toronto y creo que iba a ver a Sonic Youth cuando del otro lado de la calle se encontró a un cabrón que creo que era un amigo de la secundaria y no por eso vas a andar diciendo que el pinche el mundo es un rancho. Mentalidad provinciana que todavía tiene mucha gente de aquí.) y a mi sí se me hace bien chido encontrarte con todos tus amigos y así es como se hace una fiesta de la música callejera, el equivalente multitudinario de la caguama banquetera con una guitarra de palo tocando rolas de los bitles en la esquina de tu casa.
Para esta edición casi casi no iba a ir porque el viernes pasado me desvele medio cabrón escuchando las penas amorosas de un amigo y bebiéndonos un cartón de cerveza y me estaba dando sueño y gueva pero dije “nel, estoy seguro que luego me voy a arrepentir de no haber ido, además parece que estoy dando el viejazo y eso nunca” asique me lancé al centro y a pesar de que pensé que iba a batallar para encontrar estacionamiento, encontré lugar relativamente cerca de la Plaza Universidad, que fue la primera parada.
Como siempre, no tenía una idea muy clara de quienes iban a tocar, ni donde ni a quioras, porque la verdad es que nunca he ido por ver a alguien en específico, sino más bien voy con el ánimo de descubrir ondas desconocidas y para mi buena fortuna a la primera me topé con una buena sorpresa, Le Butcherettes.
Ya había escuchado mencionar algo de estas morras, que traían una onda medio femrock-riotgirrrrrl-feminazi y un concepto bastante teatral en sus presentaciones en vivo, y una vez que presencie su actuación pues confirman todos esos dichos con creces.
Su música es una especie de combinación entre Los White Stripes y Nirvana pero más jodidio pues, (onda Jessie Bulbo) garaje rock tocado con una guitarra con un chingón efecto distorsionador a base de puros riffs y una batería y a veces algunas secuencias con un sintetizador. Las morras además de estar guapas y buenillas, traen un buen cotorreo y saben rockear. Si tocarán algunos solos o requintos serían la meritita verga en forma de clavo.
Cuando terminaron me lancé a la plaza de la Liberación para ver qué onda, quien estaba tocando y al parecer tenían serios problemas con el audio porque estuve como 15 minutos ahí y nada de nada y la gente nomás chiflaba. Otra cosa que me di cuenta es que los cuicos no daban chance de pistiar porque en cuanto llegué a la explanada un aroma a cerveza caliente me llegó de golpe y estando ahí adentro vi que varios policías se llevaban las cervezas y licores que se encontraban (los que estaban cerrados) y obligaban a tirar lo que estaba destapado. Lo bueno es que nomás hacían eso, no te llevaban detenido ni nada y lo hacían en el mejor de los planes, sin ajerar ni nada de eso.
Pensaba ir a la explanada del cabañas pero me informaron que ese escenario había sido movido a donde era el Cine Variedades y pues va de retache para ver cómo estaba la onda ahí. Tengo entendido que el ese antiguo cine piensan hacer un teatro de la ciudad o algo así, pero a las autoridades les ha valido madre y el lugar está medio en obra negra, como un bodegón abandonado que últimamente han utilizado para hacer tocadas y eventos de cultura alternativa, de todos modos escogieron ese sitio para la música electrónica, un genero acostumbra a utilizar ese tipo de espacios para manifestarse. Pero ohh cual va a ser mi sorpresa que al entrar había unos cuatro gueyes bailando y los que “tocaban” (es un decir) eran mis amigos del colectivo Abolipop y pues rúmbale a la chingada antes de que se me pegue lo mamón y culturoso.
Se supone que la presentación principal era la de la Mala Rodríguez, y como se ha hecho costumbre últimamente en ésta ciudad, la gente no se pierde los eventos en los que “debe de estar”, además de que, por supuesto, todos están superchingones. La mera verdad es que a mí me dio sueño y me fui a hacer una chaqueta a mi casa para después caer dormido, pero al día siguiente resulta que hasta la prima lejana del compa de mi carnal estuvo donde la Mala y además se puso superchingón,; y pues yo también voy a decir que también estuve ahí y que se puso bien chingón, que al cabo nadie conoce sus rolas además de esa que canta con Julieta Venegas.