WATCHMEN (FINAL)

miércoles, julio 11, 2007

La historia es de tintes de género negro en un principio: un homicidio aparentemente rutinario despierta las sospechas de un investigador enmascarado, que empieza a moverse por su red de contactos e informadores en los bajos fondos, para ir descubriendo poco a poco que nada es lo que parece. En este caso el investigador es un siniestro superhéroe que se hace llamar Rorscharch, y la víctima, un controvertido vigilante al servicio del gobierno. Rorscharch visita a sus ex-compañeros (también, una especie de superhéroes que no tienen superpoderes) para advertirles sobre las misteriosas desapariciones de enmascarados y supervillanos que han ocurrido últimamente, introduciendo de esta manera a cada uno de los protagonistas.

En el sepelio de Edward Blake (el Comediante), cada uno de los asistentes recuerdan los acontecimientos en los que se vio involucrado el Comediante, así como su relación con los miembros de las dos generaciones de superhéroes, ya que en los tempranos años treinta surgió la primer camada de vengadores enmascarados llamada los Minutemen (con mallitas, botas, capa y toda la cosa) de la cual Blake fue miembro.

El Comediante, es tal vez el personaje más complejo de la trama, y el principal elemento de cohesión al estar relacionado con todos los demás personajes, además de servir de puente entre las dos generaciones de vigilantes. No es casual que con este perfil se haya convertido en un mercenario perfecto para el gobierno, capaz de despertar el desprecio de los sectores liberales por sus actitudes un tanto fascistas. Es el nuevo modelo de superhéroe, totalmente pragmático y sin prejuicios morales para exterminar al enemigo del estado. En la América de la guerra fría no hay lugar para enmascarados disfrazados de moral intachable. De esta manera él y el Dr. Manhattan se convierten en los únicos vigilantes autorizados por el gobierno.

El Comediante ha muerto.

II

El Dr.Manhattan: es acusado de provocar el cáncer a todos los que le rodean. La persona en la que reside la defensa del país decide refugiarse en Marte, provocando
una crisis internacional.

Es el único personaje con superpoderes ya que tiene dominio absoluto sobre el átomo (puede hacer prácticamente lo que le plazca) y se hace llamar Dr.Manhattan (Jon Osterman). Su única motivación para luchar contra el crimen es el cumplimiento de las órdenes del Pentágono; el Dr.Manhattan está por encima de los triviales conflictos humanos, y se interesa más por la cuántica y la relatividad que por la delincuencia, las guerras o incluso aquellos que le rodean o le aman. De hecho, el Dr.Manhattan esta lejos de la condición humana: sus poderes son ilimitados, y su primera aparición pública parece la visión de una figura divina, acompañada incluso de un milagro al cambiar completamente el rumbo de la humanidad creando autos eléctricos y ayudando al ejercito Estadounidense a ganar la guerra contra Vietnam, lográndo con esto la reelección de Richard Nixon, quien aún sigue siendo presidente de Norteamierdica.


Los acontecimientos comienzan a precipitarse. Un adolescente sentado al lado de un vendedor de revistas, comienza la lectura de un comic de piratas (los superheroes no están de moda porque se volvieron reales): Historias del Galeón Negro. Su relato se hace paralelo con la historia que se está contando (reflejando que el mundo es igual de salvaje que el de la espantosa travesía del piratas) y al mismo tiempo se hace homenaje a la capacidad del cómic para fascinar y absorber. Así como el chavo lee el comic de piratas, uno se da cuenta de que está en la misma situación mientras ojea las páginas de Watchmen.

En sus reflexiones marcianas, el Dr.Manhattan, que en su juventud deseaba ser relojero (Watchman: vigilante, relojero), recuerda los acontecimientos importantes de su vida antes, durante y después de su transformación en el Dr.Manhattan, como si el presente, pasado y futuro convergieran en el mismo momento y no existiese una secuencia temporal de los momentos. De hecho, al ser capaz de dominar la materia en su substancia básica, es también capaz de comprender la naturaleza misma del tiempo, descifrando los velos que nos hacen ver el correr del tiempo como lineal e inalterable.

El superhombre existe, y es americano.


III

Después del intento de asesinato del empresario (y antiguo superheroe) Adrian Veidt, Rorscharch sigue con las investigaciones para probar su teoría de la persecución de vigilantes enmascarados, hasta el punto que el mismo Rorscharch cae en una trampa donde es capturado por la policía e incriminado por un delito que no cometió. Durante las entrevistas con el psicólogo de la cárcel, se muestra el tormentoso pasado de Walter Joseph Kovacs, el hombre tras el rostro de Rorscharch.

Si el comediante es la locura y el cinismo, Rorscharch es el resentimiento y la amargura a causa de su tortuoso pasado. Mediante los fragmentos de su diario (y de su perfil psicológico anexó al final de uno de los capítulos) se pueden conocer sus impresiones, su talante político: ultraderechista y paranoico, que unido al dramático pasado del personaje y los acontecimientos que presencia, forman el caldo de cultivo del aventurero enmascarado, y confirman la sutil relación sugerida por el personaje del Comediante: el superheroísmo implica una cierta forma de fascismo. De hecho, los personajes políticamente correctos, como Dan Dreiberg, Adrian Veidt o Laurel Juspeczyk, son los únicos que aceptan inmediatamente el retiro forzoso, impuesto en la década de los setentas.

Rorscharch presenta todos los rasgos típicos del clásico superhéroe: vestimenta característica, símbolo identificativo, modus operandi, doble identidad, némesis tradicional... y sin embargo es el más desagradable de todos los personajes, muchas veces repulsivo, un antihéroe en el mejor sentido de la palabra, con el que el lector no se identifica, intencionalmente no se desea que lo haga.

¿Quién wacha a los Wachmen?

IV

Tras la captura de Rorscharch, la hipótesis de la persecución de superhéroes enmascarados se vuelve una oscura realidad para Dan Dreiberg, quien comienza una relación sentimental con Laurie. Al mismo tiempo, la situación política es cada vez más tensa, la guerra es inminente, ante la desaparición del Dr. Manhattan, los rusos (Jejejeje, pura paranoia clásica de la guerra fría) están listos para los combates nucleares; lo que genera un cierto clima de miedo y desesperación presentes en toda la población. La oportunidad ideal para refugiarse en la nostalgia del pasado y enfundarse en trajes llenos de polvo y corretear salvando gente. El superheroísmo entendido como terapia contra desórdenes psicológicos.

Si Rorscharch es el reflejo oscuro de los superhéroes, Dan Dreiberg es el reflejo turbio y borroso. Bajo la identidad de Buho Nocturno, llegó a desarrollar ingeniosos dispositivos de alta tecnología para la persecución de malhechores (obviamente inspirado en Batman), e incluso formó equipo con Rorscharch en la lucha contra el mal. Sin embargo, los años pesan, al menos para Dan, y se convierte en el cuarentón regordete, solitario y depresivo, incapaz de explicar los motivos que impulsaban sus actos heroicos.

Buho Nocturno y Espectro de Seda (Laurel Juspeczyk) acuden a la cárcel para liberar a Rorscharch y tras la violenta fuga, en la noche de Halloween, tiene lugar una nueva tragedia en el mundo de los vigilantes: Hollys Mason (el primer Buho Nocturno) es brutalmente asesinado por una turba enardecida sedienta de venganza ante la liberación de Rorscharch.





También entra en escena un escritor desaparecido, quien es el guionista del comic de piratas (que vuelve a formar parte del relato). Su desaparición parece más bien un exilio voluntario en una isla, donde está teniendo lugar algún tipo de proyecto cinematográfico. Conversa con una pintora india que dibuja el boceto de una criatura abominable, totalmente ajenos a la psicosis

prebélica mundial.

V

Laurel Juspeczyk, de traje pequeño y ajustado, seudónimo rimbombante (Espectro de Seda)

y actitudes risueñas e indisciplinadas. Como en los demás personajes, el tópico

es fachada tras la cual se esconden conflictos personales y sociales: su madre se comporta como una diva hollywoodiense, inestable e incapaz de educar a su hija en un ambiente tranquilo y afectuoso, obligándola a enfundarse en mallas y capaz para luchar contra el crimen, por lo que Laurel acaba lamentando amargamente los años perdidos correteando por tejados y persiguiendo delincuentes.

Dr. Manhattan sigue en Marte. Continua atando cabos del pasado de los personajes, aunque también la propia Laurie hace lo propio al descubriendo la identidad de su padre, y entonces la relación entre los personajes adquiere una nueva dimensión, la figura de Edward Blake da un nuevo paso en su proceso de transformación y humanización. Laurie se muestra por primera ve

z

como un ser frágil e inestable, y el impasible Dr.Manhattan es capaz de comprender el auténtico valor de la vida humana.

VI

http://www.yeray-muaddib.com/watchmen/strip7.jpgLa tercera Guerra Mundial es inminente, el escritor desaparecido y la pintora son víctimas de la explosión de una bomba. Rorscharch y Dreiberg descubren la posible implicación de Veidt en los atentados a los vigilantes...

Adrian Veidt es el fundador de la corporación Veidt, el único vigilante que decidió retirarse de forma voluntaria, antes de que el acta Keene declarase ilegal al vigilantismo. De hecho es el único personaje que parece haber alcanzado el éxito en todas las facetas de su vida, usando su extraordinaria inteligencia para fundar de la nada una multinacional que incluso fabrica y comercializa los muñequitos de acción de Ozymandias (su nombre de superhéroe). Pero este playboy multimillonario es mucho más, y su trascendencia pasa de la presencia anecdótica al protagonismo casi absoluto. Sentado en una lujosa silla, de espaldas al lector, Adrian examina en actitud reflexiva una matriz de monitores de televisión sintonizados en distintas emisoras, mientras acaricia un gigantesco gato mutante.

La historia, que hasta ahora había evolucionado por los rumbos del género urbano y negro, introduce elementos fantásticos y de ciencia ficción. El final, en el que interviene un monstruo gigante sobrenatural, no deja de ser apocalíptico. Cuestiona la supuesta moralidad de los nobles como la asumida amoralidad de los crueles, y enfrenta el horror de la guerra que Veidt supuestamente ha evitado (¿a qué precio?) con la ternura de la escena de Dan y Laurie en la piscina bajo la sonrisa de afecto casi paternal del Dr. Manhattan al observar a los amantes.

Las últimas páginas nos narran el futuro inmediato, mostrando las consecuencias de los actos de Veidt en la sociedad y de los personajes.

Como el Dr. Manhattan le dijo a Veidt...

...nada termina. Nada nunca termina.

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