Como si trataramos de concentrar la existencia los fines de semana

lunes, mayo 16, 2011


Mientras que los demás días pasan desapercibidos, sumidos en el sopor calorífico que envuelve a esta ciudad en una burbuja de smog.

No ha habido mucho dinero últimamente y sin dinero no es posible hacer muchas cosas, sin embargo con un poco de información y dejando la hueva de lado es posible buscar opciones chidas que hacer en la ciudad.

No conozco mucho de San Pascualito Rey, hace mucho tiempo me pasaron algunas canciones que han permanecido en mi audioteca y que de repente se colaban  en mis audífonos, letras inteligentes de tintes poéticos que me recordaban un poco a los Caifanes pero más, a la Barranca; sin embargo jamás he visto alguna portada de sus discos, ni sé como son ellos físicamente e inclusive, nunca me he puesto a escuchar un álbum completo, concienzudamente. Se podría decir que más bien conozco y me gustan algunas de sus rolas. Por eso, cuando Flor me invitó a la presentación del poemario: Corazón Minado, del vocalista y alma de la banda, Pascual Reyes, no dudé en aceptar la invitación.

Casa Vallarta es un lugar muy chingón, se antoja para hacer un fiestón loco, épico y grandioso, pero creo que lo utilizan como oficinas de algo relacionado con la cultura por parte de la Mugre G, bien por eso; si algo de lo poco que me cae bien de la U de G es su trabajo para la difusión cultural, pero hasta ahí; soy el fan anti-león negro número 1 ahora que a los villamelones les ha dado por ir a verlos dar pena en el estadio obteniendo mejores entradas que Chivas y atlas, disfruto cada que ese pinche equipo pedorro pierde (cada semana) y me gustaría verlos en tercera división o que dejen de existir de una buena vez.

A un costado de la casa, de típica arquitectura característica de la Colonia Americana, en una terraza cubierta por un toldo que resguarda exposiciones artísticas (el viernes pasado se exhibía una exposición fotográfica relacionada con los migrantes mexicanos en Estados Unidos), se acondicionó como una pequeña sala de eventos y con un proyector sobre la pared. Pascual Reyes subió al estrado y con guitarra en mano procedió a leer algunos de sus poemas, musicalizados improvisadamente con su guitarra, para después aventarse una rola de San Pascualito; así transcurrió la noche, entre poemas que se confundían con canciones y el ánimo de Pascual por emocionar su presentación al solicitarnos que lo ayudaramos a cantar, pero la neta, la mayoría no nos sabíamos las letras y un par de veces se formó ese silencio incómodo de pena ajena (propia), pero lo bueno es que había varios fans que salvaron el momento.

Los poemas de Pascual Reyes son una especie de extensión de sus canciones. Lo que me gusta es ese tono sombrío y oscuro, con palabras claras y sin utilizar metáforas rebuscadas y gratuitas que tanto distinguen a los poetas o el uso de esas palabras domingueras que nomás ellos usan. La edición del poemario estaba chingona y traía dibujitos, si hubiera tenido lana y si hubiera sido fan de la banda y si disfrutara leer poesía, seguro me lo había comprado, costaba 150 pesos, igual que mi Parque Metropolitano.

Por cierto, buenas noticias, existe un alto porcentaje de probabilidad de hacer otra presentación de mi libro, Parque Metropolitano, junto con el Edificio A Depto 69 de mi amigo y compadre Alfonso Morcillo, en ese fantástico y mágico lugar que es la Casa Vallarta. Aunque yo no sé que voy a presentar, me quedan solamente como 15 libros. Pero esperen noticias próximamente.

El sábado fui a una comida en El Chante, una ranchería cercana a Jocotepec donde se están construyendo varios fraccionamientos. Gracias a mi situación laborar no creo tener nunca un crédito del infonavit, pero de tenerlo preferiría comprar una casa lo más cerca de Chapala y lo más lejos de Guadalajara que sea posible. En el camino, nos toco ver a una camioneta volcada y al llegar, comí unas tortas estilo santuario que estaban buenísimas cuyo sabor me recordó a las tortas que vendía mi tía Flora en mi natal Juchipila. Y luego de unas cuantas cervezas emprendimos el regreso, yo no sé por qué razón todavía me sentía animado a no quedarme a descansar en mi casa, así que junto con el Perro y la Puchona nos lanzamos al concierto gratuito de Battles en la plaza de la liberación por motivo del Festival de Mayo en Guadalajara.

Hacía un par de años, cuando Battles cosechó buenas críticas con su disco Mirrored y su “Math rock” (si de por sí, las etiquetas musicales generalmente son medio pendejas, de plano se la mamaron con eso de Math Rock ¿alguien puede decirme algún otro grupo que toque Math Rock?), me bajé el disco y después de un par de escuchadas lo borré a la chingada, no sé, me pareció demasiado  repetitivo y no encontré justificación para tanto hype. Sin embargo recién me había enterado de su presentación en nuestra ciudad y no quise perderme la oportunidad de verlos en vivo y que bueno que no lo hice.

A pesar de que de repente me dio el golpe de cansancio después de un fin de semana lo suficientemente ajetreado para una persona de mi edad, llegamos a la plaza de la liberación con los restos de una cerveza moribunda. Los últimos conciertos celebrados ahí, no permitían tomar cheve y, según me dijeron, hasta había vallas de contención y accesos controlados, pero el sábado no, de hecho no vi a un solo policía durante el concierto, por lo que fuimos al 7-11 por un six.

Cuando Battles empezó, el lugar comenzó también a llenarse de un característico olor a cerro quemado y no tardó mucho tiempo en que rolara el touch, de hecho hasta vimos a un bato que le aspiraba bien machín a la una mona de tonsol y se ponía a bailar bien emocionado, era el único que bailaba en ese momento, mientras quien sabe que chingados miraba en un celular. El ambiente era inmejorable, los conciertos gratuitos en el centro rodeados de todos esos edificios históricos perfectamente iluminados son realmente emotivos, la comunidad hipster de la ciudad se hacía presente.

No hay mucho que pueda decir de su música, se trata básicamente de secuencias programadas sobre las que, los músicos, hacen improvisaciones arrítmicas en onda como jazzera, con guitarras, bajos y samplers creando ritmos hipnóticos que van creciendo conforme el baterista aumenta el ritmo de su instrumento. Se nota que todos los músicos de Battles son unas vergas, quien sabe cuántos efectos y técnicas usan en sus instrumentos para crear su sonido, pero si alguien sobresale, es el incansable baterista, ya que a mi parecer es quien lleva la batuta con las crecidas rítmicas y realmente logra levantar las canciones.

A pesar de que se denominan Math Rock, su música tiene poco de intelectual o racional, más bien apela a los sentidos que se construyen gradualmente a través de improvisaciones, cacofonías y repeticiones.

Battles básicamente vino a tocar puras canciones de su nuevo disco (el cual todavía no sale a la venta) y se extrañó que no tocaran Atlas (pinchí nombre de equipo jodido) y Tonto (valga la redundancia), las canciones que abanderaron su anterior disco, pero ni falta hizo, bastó que la gente fuera asimilando su ritmo para inclusive ponernos a bailar con su música loquita para loquitos.

El domingo lo que realmente importaba era el partido y con caguama en mano encendí el televisor para ver perder a las Chivas. La verdad es que no tenía muchas expectativas de que ganaran, después de un torneo mediocre tirándole a malo, yo me daba por bien servido con la satisfacción de haber humillado al america y el hecho de calificar a la liguilla era un extra por sí mismo. Cuando eliminaron a otro equipo antipático y mierdoso como tigres pues la emoción subió, y les mentiría si dijera que no tenía esperanzas de ver a las Chivas en una final, pero como les dije inicialmente,  a partir de haber calificado a la liguilla todo fue ganancia, por lo que no considero un fracaso la campaña de Chivas, al contrario, los jóvenes con los que se rifó el torneo ahora tienen experiencia en finales y sirve que se va alimentando cada vez mas esa rivalidad y odio contra los pumas, peleando finales (aunque ya nos agarraron de sus pendejos últimamente) y discutiendo quien tiene la mejor cantera, que auguro le hará mucho bien al futbol mexicano.



La neta no me aguitó tanto que perdieran  las Chivas así que aproveché para ir a una carne asada con viejos amigos en la rivera de la laguna de Cajititlán, difícilmente se puede cerrar de mejor forma un fin de semana… Ahh si, con putazos futboleros en vivo y a todo color en la televisión.

Publicar un comentario