La Caja 5(continuación) (Ahora sí, mañana es el final)

lunes, noviembre 22, 2004

IV

-“Es que creo que lo maté�- decía llorando frenéticamente el Chapo en el asiento trasero del vocho que corría vertiginosamente por la calles de la ciudad con rumbo al departamento de Billy, el único lugar donde se sentirían seguros.

-“No mames, ¡No puede ser!�- repetía el Osos aquellas palabras una y otra vez como si tratara de un “loop� de música tecno, y se pasaba las manos por la cabeza, como queriendo arrancarse de raíz los cabellos, pero eso lo desesperaba aún más porque hacía unas semanas que se había cortado el pelo al rape y le era imposible empuñar algo.

-“Ya loco, chingada madre, cálmense a la verga…-rompió Billy con mucha furia- Así no vamos a solucionar nada, vamos a la casa para pensar claramente cómo le vamos a hacer para sacar al Chapo de este lío�-

Pero el Chapo al escuchar eso gritó –“¡¡¡NO billy, no!!! ¡No mames Billy! ¿Cómo que sacar al Chapo de este lío? No te hagas pendejo cabrón, todos tenemos la culpa no nada más yo. Tú también Osos, tú comenzaste la bronca. Entre todos lo matamos�-

El Osos se quedó callado y con los ojos llenos de llanto miró con resentimiento alChapo.

-“Ya cabrón, en la casa vemos que pedo�- Interrumpió Billy aun más enojado.

Todos se quedaron callados, cada quien sumergido en sus propios pensamientos, mirándo a través de la ventana las luces de la ciudad.

-“¿Quién fue el que cayó?�- Preguntó el Oso, sentado a la orilla del sofé en el departamento del Billy, consumido en sus más profundos temores. No podía dejar de llorar y de fumar machaconamente de su cigarrillo.

-“No sé, no miré su cara�- Dijo el Chapo rompiendo el profundo y prolongado silencio que inundaba el departamento. El Billy, quien inhalaba unas prolongadas lineas de cocaína, volteó a ver al Chapo y le dijo:

-“No güey, fue un accidente�-

-¡Billy, chingado! No seas pendejo, bien sabemos que no fue ningún pinche accidente. Lo matamos entre todos. No pretendan aparentar que nada sucedió. No dejen la culpa para mí solo�-

El Oso no soportó las discusiones, los reproches, estaba demasiado harto, se sentía demasiado culpable, estaba muy intoxicado y no paraba de llorar. Mejor se fue al baño a vomitar.

El Chapo y el Billy se dieron cuenta de que la pistola no estaba y se lanzaron desesperados al baño. Le gritaron con todas sus fuerzas al Oso para que les abriera la puerta, pero nadie respondía, sólo escuchaban el rumor de un murmullo que se perdía en el cuarto de baño, sólo escucharon al Oso decir “Dios guía mi camino�-

CLICK

¡BANG!

Con la cabeza asomada dentro del inodoro, tomó la pistola y se disparó justo en la nuca.

Su cuerpo flojo yacía en los sarrosos y amarillentos azulejos, con los brazos tendidos mientras que su cabeza impedía que todo el cuerpo cayera al suelo por estar metida dentro de la tasa llena de sangre, sesos, vomito y mierda.

El Billy y el Chapo tumbaron la puerta a patadas, llenos de rabia, llenos de miedo, las cosas no podían estar peor de lo que estaban.

Al entrar encontraron al Oso con la cabeza metida en la tasa del escusado, no había una sola gota de sangre en el azulejo del baño, el Oso se disparó de manera que toda la sangre escurriera dentro de la tasa para no manchar nada.

-“¡ESTUPIDO! ¡Oso, eres un pendejo! ¡Eres un pendejo maldito infeliz!�- Dijo el Chapo llorando de la forma más triste en la que su ser podía hacerlo.

-“Fue mi culpa, no tuya pinche Oso ¡ES MI CULPA!�- y con la cara llena de lágimas, lleno de resentimiento, tió una fuerte patada en el abdomen del Oso, tumbando el cuerpo a un lado de la tasa, para seguir pateándolo con un rencor infinito, hasta que se resbaló con los sesos que escurrían de la nuca del joven Oso, quería desquitarse, no podía soportar la culpa que lo atiborraba.

-“Ya cabrón. Chapo, ya cálmate, YA CALMATE!- gritaba Billy enloquecido. Comenzó a golpear al Chapo y al ver que no reaccionaba, se encontraba inmerso en un agudo shock emocional. El Billy segado por la rabia y la impotencia, golpeaba brutalmente al Chapo en la cara, le pegaba sin compasión, con un odio maldito, estaba totalmente fuera de sus casillas. Dejó su cara bañada en su propia sangre, le quebró la nariz pero ni así logró regresarlo a la normalidad. El Chapo sólo se quedaba inmóvil, inmerso, absorto, sin poder quitar esa mirada fija que apuntaba a un lugar que la gente cuerda no puede mirar, su mirada apuntaba al infinito.

-“Es tu culpa cabrón. Todo fue por nuestra pinche culpa�- dijo el Billy llorando amargamente.

Tomó la pistola y las drogas, las guardó en la caja y salió caminando de su departamento. Al llegar al contenedor de basura de uno de los edificios aledaños, agarró una bolsa de basura y la vació al suelo, luego guardó la caja en la bolsa, le hizo un nudo y la escondió entra la demás basura. Posteriormente se dirigió al parque ¿A dónde más podía ir?.

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