Una simple silla
lunes, septiembre 20, 2010
La operación me dejó incapacitado un mes, un mes encerrado en mi casa. El plan era escribir, postear seguido y hasta hacer el intento de comenzar una pequeña novela, pero mi computadora se chingó y aun no he podido arreglarla, además mi ánimo no era el idóneo para escribir así que me puse a pintar una silla de madera que me encontré en una palapa abandonada la última vez que fui a la playa.
El pintar la silla me sirvió como terapia para el aburrimiento y para no convertirme en un estúpido que veía la televisión todo el día, aunque de cualquier forma mi cerebro se atrofió, no era capaz de tener una conversación medianamente interesante o que fuera de algún tema que tuviera que ver con algún programa de televisión, y sin computadora, no había música nueva ni películas ni todas esas bondades que ofrece el internet.
Esa silla era mi trabajo, mi obsesión, la miraba detenidamente por largo tiempo tratando de imaginar lo que haría en ella, y como la encontré en la playa, además que es como esas sillas que utilizan en Maruata, decidí que su motivo sería la playa y el mar. Después de hacer los bosquejos cada día administraba mis avances descasando los fines de semana, repintaba corregía errores y decidía sobre la marcha los colores a utilizar, además de que no sé nada de pintura ni teoría del color ni mucho menos cómo hacer para obtener otros colores ya que solo había comprado azul, rojo, blanco, amarillo y negro.
Fue muy divertido pintar la silla, me sentí un poco triste y vacío una vez que la terminé, creo que la silla fue el objeto donde deposité mi razón para vivir, yo sé que estoy siendo exagerado, pero así es como en ocasiones hago que funcionen las cosas para mí, dotando a las cosas de un significado mayor que el realmente tienen, y así fue como cada color que utilicé, cada figura, iba depositándole un significado personal.
Un agradecimiento especial a aquellos amigos que rolaron la mota para que la rehabilitación fue más aceptable y esto fuera posible. Read more...