Pinche Pendejo

miércoles, marzo 05, 2008


Imagino la escena, Noche de año nuevo, solos tú y tu hija mientras su madre está ahogada de puta en alguna playa cercana. Es inevitable no sentirte una pinche mierda pero ya ni ganas tienes de llorar, no puedes. Lo bueno es que no estas completamente solo como muchas veces desde que se fue, lo malo es que tu hija ha estado enferma y la suciedad del desaseado departamento no ayuda mucho.

La niña ha vomitado 3 o 4 veces a causa de esa tos interminable. Y en tus recuerdos te fugas para evadir el momento a tiempos cuando eras feliz, o cuando creías ser feliz, pero esa pinche tos que no se detiene nunca no te deja escapar y te regresa inevitablemente al aquí y ahora como si fuera una puta condena. Por eso la has abrazado toda la tarde, como si la protegieras en tus brazos (porque la ves a ella y te ves a ti pero también es una personita completamente diferente), abrazándola como si con todo tu amor, que según tú es mucho, la fueras a curar. Como si toda esa magia en la que crees y que has aprendido en los libros, en los viajes psicoespirituales y esas pláticas con chamanes de pacotilla sirviera para una chingada en este mundo de mierda real. Como si con esos estúpidos e inocuos abrazos le fueras a traer la salud, esa salud que ni tu ni su madre le quitaron.

No sé si te has puesto a pensar en que la niña estaba enferma y ni todos tus pedos, ni los infiernos infinitos de su madre, tal vez nada eso es la causa de que estuviera así de mala, que tal vez debiste llevarla con un doctor en lugar de tanto “pase mágico” y reik o no sé qué pendejadas más. Tal vez lo que querías era curarte a ti a través de ella. Pero tú no tienes los pulmones madreados, los tenía ella y ahora te auto compadeces (que es el sentimiento más pinche que puede existir) y justificas su enfermedad y el que te hayan abandonado y que ahora vuelvas a estar solo y muerto de hambre y que las lágrimas que se negaban a salir ahora no puedan detenerse, porque eres un pobre diablo y un pinche pendejo buey.

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