Neto

miércoles, febrero 22, 2006

Mi mamá me mandó al despacho de mi abuelo para ver una onda sobre la declaración de impuestos de mi papá, algo relacionado con números y trámites que realmente no me interesan pero lo que se dice nada. Mi hermano Kike estudia Contaduría o Contabilidad o sepa la bola como se diga, pero no pudo ir porque está tomando un diplomado en “Auditoría y gerencia de riesgos en el marco de la coyuntura neoliberalista de Latinoamérica: Un análisis posmodernista” o algo así. Sólo a un pendejo como él se le ocurriría ir a la escuela durante las vacaciones.

Yo no tenía ganas de ir, pero como no tengo nada que hacer en todo el día, luego mi mamá me iba a estar chingando que soy un guevón y todas esas cosas que las mamás les dicen a los hijos que no hacen nada en todo el día. Me dijo que quería que platicara con el abuelo y me sirviera de orientación para ver si me decidía a estudiar Contabilidad como lo había hecho él, mi madre, y ahora mi hermano. Mi mamá conoció a mi papá cuando estudiaban en la facultad y creo que se casaron porque se embarazó de Kike y no pudo terminar la carrera. Yo pienso que se quedó frustrada y por eso quiere que todos en la familia seamos contadores, como si el mundo necesitara más contadores, y no es que yo sepa lo que necesita el mundo pero no estoy seguro de que un contador más haga la diferencia. De alguna manera ya soy contador, porque estoy contándoles todas estas trivialidades que me pasan.

Mi papá es Ingeniero y a pesar de que siempre ha estado contento con su trabajo, nunca ha tratado de obligarme a ser Ingeniero, él más bien quiere que decida por mí mismo y estudie cualquier cosa que me haga feliz, pero por más que le busco no he encontrado nada, aunque tampoco le he buscado mucho no crean.

Mi abuelo me recibió apuradamente y me dijo que me hacia falta una copia en triplicado con acuse de recibo, tramitado ante juez y ratificado por corredor publico, todo eso para poder sacar un puto papel y que mejor después él hablaba con mi hermano para arreglar el asunto. Su oficina está llena de libros aburridos como esos que nos hacían leer en la escuela, muebles de cuero y un enorme escritorio de madera y las paredes están retacadas de diplomas y reconocimientos, hasta tiene diplomas en el techo, se los juro. Me daba risa porque cada que me acomodaba en el asiento, la fricción de mi cuerpo con el cuero de la silla hacía el sonido de alguien tirándose un pedo. En esas estaba cuando mi abuelo al parecer recordó que tenía que hablar conmigo y levantó la cabeza para mirarme. Creo que en todo el tiempo que llevaba ahí no me había visto porque enseguida me dijo:

— ¿Te dejan entrar a la escuela con ese pelo y esas fachas? ¿Qué no tienes algo más formalito que ponerte?

Y yo le contesté que al contrario, que en la escuela donde iba, me exigían vestirme así y que a los alumnos que llevaban zapatos bien boleados o pantalones de vestir planchaditos, los regresaban a sus casas por sus tenis. Pero creo que no me escuchó porque ya no dijo nada más al respecto, nomás me tiró una rápida palabrería acerca de que podría desarrollar una carrera dentro del despacho, y que en estos días estaban por contratar a mi hermano y en un futuro nosotros podríamos hacernos cargo del negocio. Me estaba sintiendo mareado.

— ¿Y cuantas materias te quedaron?- Preguntó dando por hecho que había reprobado.

— Ninguna abue, salí con 93 de promedio –Es verdad. Una cosa es que no me guste la escuela y otra que sea un ignorante.

— Zónico, necesitamos a alguien para que nos ayude con los asuntos de la oficina.

— Mi mamá te pidió que me dieras trabajo ¿verdad?

El abuelo no me contestó nada y siguió hablando:

— Ya sabes, sacar copias, atender diligencias y lo que se ofrezca, nada importante.

Y me imaginé que estábamos en una de esas películas de vaqueros y tendría que manejar una diligencia jalada por caballos para llevar unos papeles al juzgado o una cosa de esas.

— Sí, en lo que empiezas con tus estudios y conforme vayas adquiriendo más conocimientos y experiencia pues se te delegarán otro tipo de responsabilidades que vayan más enfocadas a tu carrera.

Yo quería irme de ahí cuanto antes, todos esos diplomas y demás papeles que colgaban de las paredes hacían que me diera vueltas la panza, tenía unas ganas tremendas de cagar y apenas escuchaba lo que mi abuelo decía.

— Perdón abue, voy al baño- Le dije al levantarme de esa sonora silla de piel. Al llegar al vestíbulo, así de repente, se me quitaron las ganas y mejor escapé inmediatamente de aquel lugar.

De regreso puse a los Beatles en mi walkman, siempre que escucho a los Beatles me acuerdo de Neto. Yo conocía a los Beatles cuando era niño y mis papás platicaban sobre un grupo que había sido muy chingón hace muchos años y un tipo narizón muy simpático, que le gustaba a mi mamá, tocaba la batería. Pero yo supe de ellos más bien por Neto. Un día que estábamos escuchando música en su cuarto me dijo:

— Clavate en esta banda, son Fantabulosos- Fantabulosos, les juro que así dijo, y vaya que lo eran.

Neto vive solo con su mamá que esta divorciada y es enfermera del hospital general en el turno nocturno, casi no se ven porque duerme todo el día y trabaja toda la noche y como quien dice, no había nadie en su casa, por eso fui a su depa, según eso a ayudarle a estudiar para un examen extraordinario, pero nomás nos hicimos pendejos y decidimos escuchar música y ver MTV (empty be) con la televisión sin volumen mientras tomábamos Coca-cola con hielo.

Neto fumaba Marlboro Lights y yo me tenía que tragar todo su humo, detesto a los fumadores, no hacen más que contaminar el mundo. Me preguntó si creía que estábamos perdiendo el tiempo. Yo me rascaba los pies por encima de los calcetines. Lo que pasa es que en la casa de Neto me gusta andar descalzo porque todo el depa está tapizado con una alfombra muy suavecita; en la casa de Toñita también tienes que quitarte los zapatos, pero eso es más bien por tradición de sus papás. Le dije que no sabía, que a veces cuando estaba en clase sentía eso, pero cuando estaba en una fiesta o con los amigos no. Me quedé pensando.

— ¿Qué cosa es no perder el tiempo?- Pregunté

— No lo sé, andar en bicicleta, comprar un libro o escuchar música- me dijo.

Miré el agujero que había en mi calcetín y le dije:

— Yo creo que perder el tiempo es hacer algo que no tienes ganas de hacer pero igual debes hacerlo.

Neto es mi mejor amigo. Lo conozco desde que íbamos en la primaria, él es dos años mayor que yo y estudia Administración en la misma facultad que mi hermano, a veces toman las mismas clases y seguido se regresan juntos de la escuela. Tiene posters de películas viejas, televisión y videojuegos en su cuarto, es un cabrón con mucha suerte, yo creo que es porque es hijo único. Le gusta leer mucho y la música clásica (Los Beatles) y cuando va al cine va a las salas independientes y nunca a las comerciales, asiste a todas las ferias del libro y escucha radio universidad, y por otro lado, odia el fútbol y la romería de la virgen (porque “puro naco” dice él). Tiene algo que no podría explicar, es una persona que le cae bien a Dios, siempre le salen bien las cosas. Cuando parece que todo está jodido, encuentra una solución como por arte de magia, seguro va a pasar su examen sin haber estudiado nada. A veces tiene tanta buena suerte que me cae gordo, porque siempre dice que puedes conseguir todo lo que te propongas en la vida con una simple formula que tiene tres D’s, una es Determinación, la otra Destino y no recuerdo la ultima D, pero por ahí va la cosa, ya se imaginarán. Basura. Me da coraje su optimismo, pero a la mera si todos pensáramos así, el mundo sería un mejor lugar, sin duda.

Neto tiene muchas amigas y las abraza y platica con ellas. Cuando iba en la prepa, los de los grados superiores decían que era maricón porque siempre lo veían con puras viejas, pero yo creo que hablaban por pura envidia nada más. Me consta que no es gay, más bien es güey porque se anda cogiendo a su maestra que es casada y tiene 15 años más que él, además siempre trata de acostarse con la que se deje. Su mamá hasta le dio un Vocho, yo sé que un Volkswagen no es un carro muy chingón que digamos pero la verdad yo ya quisiera uno. Cabrón suertudo.

Ya es tarde y no me puedo dormir, voy a decirle a mi mamá que aceptaré trabajar con el abuelo. Pero no sé, eso no me hace feliz. Seguramente se me olvidará escuchando a los muchachos de Liverpool.

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