All I Have To Do Is Dream
miércoles, octubre 13, 2010
En este momento no soy capaz de recordar lo que sueño. He desarrollado una teoría donde relaciono lo que llamamos el “no soñar” con el uso de mariguana, y según yo tiene que ver con que en el tiempo en que dura la pachequez, el cerebro hace algunas de las funciones que suele realizar mientras dormimos, por lo que en los periodos de sueño, nuestro cerebro ya no tiene nada que decirnos y simplemente se va en blanco. Por supuesto que no soy nadie para decir esto y no tengo ningún sustento teórico y solo estoy hablando por hablar a lo pendejo, como el Cardenal y su compadre del alma, Emilio.
Anuar me dice que él siempre sueña en caricaturas, no sé si se refiera a que mientras duerme se retransmiten las caricaturas que él ve en la televisión con historias alternativas o si las imágenes que se pasa mientras duerme son como los sueños típicos pero protagonizados por personajes animados.
Afortunadamente yo si he soñado, lo sé porque cuando despierto a media noche para ir al baño, se está transmitiendo una película que continúa una vez que regreso, pero desafortunadamente no soy capaz de recordarlos.
Generalmente me acuesto con una idea en la cabeza que voy desarrollando, algo así como trasladar mis sueños de la vida real (metas, objetivos, propósitos, planes) al mundo onírico. Por ejemplo, pienso en los sueños animados de Anuar y pienso en las cosas que él hace, sus dibujos, sus animaciones en flash y las secuencias de fotos y lo veo como un joven de veintitantos años trabajando en Pixar, y cosas así. Otras veces me acuesto pensando en los pendientes de mi trabajo y caigo dormido y comienzo a resolverlos. Que pendejo, ya sé, les estoy trabajado de a gratis a mis empleadores en mis horas de descanso. Otras veces, que son las que más disfruto, es cuando hay algo que tengo muchas ganas de hacer, que es lo que yo llamo sueños reales, y me refiero más bien a las objetivos de vida que nos planteamos, y disfruto mucho soñando el proceso para alcanzarlos y como hasta saboreo los frutos cosechados.
Durante la universidad dormí demasiado, todos los días me despertaba alrededor de la 1:00 pm, esos fueron años borrosos en los que pocas cosas aproveché, años desperdiciados. Lamento especialmente aquel 13 de Diciembre hace muchos años, cuando cayó una improbable nevada en la ciudad de Guadalajara. Yo dormía plácidamente envuelto en mis cobijones San Marcos cuando mi mamá llegó a despertarme porque estaba cayendo nieve, amodorrado, incrédulo y con desgano, me levanté para ver por la ventana de mi cuarto que daba al jardín, salí y atrapé un par de copos con mi mano y dije "ahh, sí es nieve, que chido" y me regresé para seguir durmiendo en el calor de mi cama. Después escuché de que hubo peleas con bolas de nieve, que la gente desempolvaba sus gabardinas y ropa realmente invernal (aunque cada año con cualquier fresco, la gente de Guadalajara se abriga como si estuviera en Canadá) y paseaba por la calle, en fin, la mayoría tiene muy buenos recuerdos de esa mañana especial, en cambio yo no soy capaz de recordar ni lo que soñé ayer.
Pero no siempre fue así, hay un cuento que he publicado muchas veces en este blog (y que es uno de mis favoritos y que no es el de La Mamá de José, aunque ese también es de mis favoritos) el cual salió íntegramente de un sueño. Recuerdo haber despertado a medias de él, y recuerdo que me volví a dormir para forzarme a recuperarlo y lo logré, una vez que vi el final me desperté febril, ansioso, corrí por unas hojas de papel y un lápiz y con la letra malhecha garabateé lo que vi esa noche.
Ahora ese cuento está próximo a publicarse en una compilación de cuentos donde un amigo de Puerto Vallarta me invitó a participar. A lo que voy es al proceso de hacer los sueños realidad. Hace mucho que no escribo ficción, eso en otras ocasiones me provocaba crisis existenciales, ya que de alguna manera me convencí de que la justificación de mi existencia en esta vida era escribir. Pero con la inclusión de este cuento en el libro, aunado a la invitación que me hizo Guffo para participar en la segunda edición de los Diarios del Fin del Mundo (de hecho yo iba a participar en la primera pero no fui capaz por motivos personales) con un cuento inédito que también me gusta mucho (es oscuro, crítico y desesperanzador) y me da un chingo de gusto el honor de publicar algo con amigos bloggeros; pues de alguna forma hacen que evalúe el momento en el que me encuentro y coseche un poco de lo que he escrito.
El hecho de tener la publicación de dos cuentos en puerta, me animó a perseguir otro sueño y es autopublicar mi novela Parque Metropolitano. Tengo ganas de escribir lo que esto significa para mí y todo el proceso que estoy realizando, pero creo que lo dejaré para otra ocasión, estoy muy emocionado al respecto y sueño con lo que tengo que hacer para llevarlo a cabo, ya está echada a andar la maquinaria para hacer esto realidad y después les iré dando más datos, mientras tanto seguiré soñando.