Now the music divides us into tribes
Arcade Fire es uno de esos grupos que se aventaron el tiro de resucitar al rock de ese apendejamiento en el que seguido acostumbra caer. Apantallando a críticos y público conocedor con el chingonsisimo disco, Funeral, un clásico instantáneo y sin miedo de decirlo, uno de los mejores álbumes del nuevo siglo; le dieron sonido, de algún modo, al indie rock, como el rock pop que se hace en Canadá, junto con bandas como Broken Social Scene, Crystal Castles, Hot Hot Heat, The New Pornographers, Metric y Wolf Parade entre otras, cuando antes, nomas Rush había dado la jeta con dignidad por el país de la hoja de maple.
Esta cabrón superar o mantener el nivel alcanzado por una obra de la calaña del Funeral, un chingo de agrupaciones se van por el camino fácil de repetir la fórmula segura para el segundo disco (como lo hicieron, por ejemplo, los Artic Monkeys, Vampire Weekend y Green Day hasta la nausea), pero los quebecuas se fletaron con el Neon Bible en el 2006, discutiéndose con un discazo más espeso y oscuro sin sacrificar la melodía pop.
I need the darkness someone please cut the lights.
Es normal que cuando hayamos a una de estas agrupaciones que hacen escuela, salgan un montón de clones, grupos desechables que, influenciados por sus ritmos, caen en la repetición, monotonía y hartazgo, choteando un sonido que era original. Tuvieron que pasar 3 largos años en los que la indolencia del Indie dejó que Lady Gagas, Justin Beabers, Jonas Brothers y demás mierda parecida, secuestraran la música.
Lo bueno es que el tiempo transcurrido valió la pena. En eso radica la necesidad de renovarse, de no andarse con mamadas y tener un compromiso real con la música, de no convertirse en una copia chafa de uno mismo, por lo que de neta se agradece que se hayan tomado su tiempo para entregar un trabajo hecho con el corazón y las tripas, ya que The Suburbs, su nuevo material, no es una obra de transición, ni experimentación, ni para buscar nuevos caminos, sino que es una placa cuajada y en su esplendor por sí misma.
Businessmen drink my blood
Like the kids in art school said they would
Madurar en el Indie significa hacerse comercial, como lo demuestra el hecho de #Arcade Fire fue tema del momento promovido (o sea, vendido) en Twitter. En lo personal, no me tragaba toda la alharaca que hacían los medios y blogs sobre su último material, quienes sin muchos escrúpulos suelen poner en las nubes a grupos que es cool escuchar y la neta, en mi primer acercamiento a The Suburbs no le fue muy bien que digamos.
Se me hizo, de entrada, medio aburrido, en ratos se excede de melodramático y es muy largo (poco más de una hora que dura). Es una neta irrefutable que perdieron la frescura del Funeral y se fueron por otro lado de los sonidos espectrales que pintaban en el Neon Bible, pero es un álbum que va ganando conforme lo vas escuchando más y más, y es muy probable nos quedemos erizos con ganas de más Arcade Fire, las rolas pronto se aferran en el subconsciente, como si las hubiéramos oído toda la vida.
They're calling at me, "come and find your kind."
No es de esos discos que aguanten para ambientar una fiesta, no tiene hitazos que puedan poner en la radio comercial como lo fueron No Cars Go, Rebellion (Lies) u Ocean of Noise, aunque rolas como Modern Man o Sprawl II (Mountains Beyond Mountains), que si no te ponen a bailar, sí te hacen acompañar la canción con el pié o golpeando rítmicamente con la mano y así.
En sus placas anteriores demostraron que son muy cabrones, que tocan un chingo de instrumentos no convencionales y que hasta se compraron una iglesia abandonada para darle cierta textura a su disco. Para este The Suburbs se alejan de sonidos exóticos en virtud de las melodías y usan sintetizadores que les dan un toque medio ochentero. Se dejaron de mamadas grandilocuentes y virtuosas, ya que no abusan de los crescendos que eran marca de la casa, aunque siguen utilizándolos con buenos resultados en momentos claves del disco (Suburban Wars). Conviene escucharse con los audífonos bien puestos con el volumen alto, que es donde el material agarra vuelo al clavarte en los pequeños arreglos que están por doquier.
These days, my life, I feel it has no purpose
Es un disco que neta vale la pena comprar, la edición mexicana está muy aguantadora, en una presentación fresona de cuadernillo de cartón y aunque en estos momentos es inocuo resaltar las virtudes de tener un disco original, como el librito, la calidad del sonido, el arte del disco y el irremplazable olor a nuevo, el cd vale solo 135 pesos en Mixup, un precio justo por regresarnos el orgullo de sentirnos fans de una banda y una buena manera de demostrar el agradecimiento que tenemos por crear la música que nos gusta. No le he calado pero me late que es un disco que sí aguanta para escucharse a todo volumen en el carro en un viaje largo por la carretera.
Hay quienes dicen que su fuerte no son las letras pero, nada más equivocado, ahí están las referencias literarias del Neon Bible que está basado en la chingona novela de John Kennedy Toole. Se nota a leguas que Arcade Fire tiene algo que decir, por eso la predominancia de la voz en la mayoría de los temas, las canciones están llenas de letra, los versos no se repiten como en las rolas pop tradicionales, sino que narran historias que van contándose conforme avanza la música que las acompaña.
Hope that something pure can last
Como en todo en la vida, hay varias formas de entender lo que trata de decirnos este disco, el derrumbe de los ideales en pos de venderse al sistema, la deshumanización de la vida moderna. El disco parece tratar sobre las frustraciones existenciales de la vida burguesa suburbana en la clase media norteamericana, las cuales son abismalmente distintas a las de mi México Lindo y querido, pero que, sin embargo, tienen un sentimiento universal sobre la soledad, la madurez y el toparnos de frente con el mundo globalizado. Si bien no es un álbum conceptual en el sentido estricto de la palabra, tiene una unidad temática que lo ubica como un disco postmoderno. Como en el Funeral, hay canciones que están dividas en partes Half Light I y II, Sprawl y Sprawl II y una especie de epilogo que cierra el disco justo como comienza, The Suburbs (continued), guiños autorreferenciales y muchos juegos que pueden descubrirse si uno tiene el hambre de desentrañar un maravilloso disco, con los suburbios como una mancha urbana omnipresente .
All my old friends they don’t know me now
Arcade Fire se presentará el próximo sábado 16 octubre de 2010 y en el Teatro Estudio Cabaret y los boletos cuestan 517.00 con el cargo de Ticket Master incluido.