No hay mucho donde buscar cuando se quiere ejemplificar lo que es fenómeno de banda “de culto”. Me refiero a aquellos grupos que no tuvieron éxito comercial pero que se hicieron de un círculo de seguidores, no tan pequeño para pasar desapercibidos, pero tampoco tan concurrido para situarse en el mainstream, y que además haya sido influencia decisiva en posteriores generaciones de músicos.
Ahí están los Pixies, una agrupación formada en Boston Massachusetts en 1986, integrada por Black Francis, Kim Deal, Joey Santiago y Dave Lovering, quienes después de 5 álbums, mediante un fax sin demasiadas explicaciones, Black Francis decidiera disolver a la banda en 1993.
Junto con Sonic Youth, R.E.M., Red Hot Chilli Peppers y Janes Adiction, definieron lo que en los noventas se conocería como música “alternativa” (una versión mucho menos marica de lo que ahora llaman “indie”). Neta no voy a mencionar al grupo de Seattle cuya influencia pixie está bastante sobada, ni a la película que cierra con su canción una de las mejores escenas en la historia del cine, haciéndolos parte de la cultura pop contemporánea. Lo anterior sirvió para sacarlos del estatus de culto y convertirlos en un fenómeno capaz de agotar en menos de 15 minutos las entradas para su primera presentación en México y generar tal expectativa que los llevó a ser la atracción estelar del Corona Capital, además de traerlos a la ciudad de Guadalajara, donde difícilmente hubieran llegado de no haber sido por la exagerada demanda para obtener una de sus localidades.
Una vez separados Frank Black, quien cambiara de nombre en su etapa solista, ha publicado más de 10 discos bastante buenos con temas más personales y un sonido intensamente punk pop, pero que al igual que Pixies, no han tenido mayor repercusión en el público masivo. En cambio Kim Deal con su grupo Breeders ha gozado de mayor reconocimiento, lo anterior debido tal vez a que, a pesar de que la mayoría de las composiciones de Pixies eran de Black, su sonido es más parecido al de su banda seminal.
Here Comes Your Man
Cuenta la leyenda que Black Francis y Joey Santiago se conocieron en la universidad y ficharon a Deal por medio de un anuncio clasificado donde Kim fue la única que se presentó a la audición. Come On Pilgrim y Surfer Rosa, definirían la esencia de la banda; letras crípticas de temáticas surrealistas, con referencias bíblicas, extraterrestres, alusiones al miembro viril, traumatismos corporales, canciones en español, ritmos melódicamente desquiciado con las definidas líneas del bajo de Kim Deal, rolas lentas que explotaban en el estribillo, guitarras que se rasgan y se atascan y los coros de Kim que le dan atmosfera única, de niña valemadristra y despreocupada, mientras la voz de Black Francis alcanza diferentes tonalidades que van desde la agudeza de un morro veinteañero buena onda, a tonos más graves, maduros que llegan al desaforado grito hardcore-punk (en una misma canción inclusive).
Este chango se fue al cielo
Sin embargo para su tercer álbum Doolitle (1989), el grupo presentaba fisuras, el control por parte de Black era tan férreo que Kim Deal sentía amedrentada su libertad creativa ya que solo colaboró con un tema, dejando el resto de sus canciones para el disco debut de Breeders, Pod de 1990.
Posteriormente realizaron el que en lo personal me parece su placa más floja, Bossanova de 1990, con canciones muy parejas, de menor estridencia pero mayor textura, donde ninguna sobresale demasiado de las demás, un álbum de transición a la nueva década de los noventas.
Chica en el bajo
Para 1991 lanzarían lo que es su último material y su punto culminante, Trompe le Monde, un maravilloso álbum que sería la cúspide de su carrera. Canciones poderosas con arreglos de producción muy definidos, sintetizadores (Motorway To Roswell, Alec Eiffel), ambientes etéreos (Bird dream of the Olympus mons), un cover que supera al original ("Head On" de The Jesus and Mary Chain) entre otras linduras. Sin embargo las tenciones dentro de la banda se habían tornado extremas, Frank y Kim no se dirigían la palabra y la participación de ésta última se limitó meramente la de músico cesionista al no aportar ningún tema a la placa. Sin embargo el mismo año, Kim Deal lanzaría con Breeders uno de los disco clásicos de los noventas, el Last Splash, que contiene rolas del calibre de Cannonball y Divine Hamer.
19 años después
El aniversario 20 de Doolitle es el pretexto que ahora los trae a estas tierras, uno de sus más influyentes álbumes, que contiene algunas de sus más reconocidas canciones, vale la pena prestarle atención a las letras donde podremos descubrir temas como:
Here Comes Your Man: (que habla sobre la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki ¿?)
Monkey Gone to Heaven (referencias mitológicas, numerología, calentamiento global)
Debaser (Homenaje al Perro Andaluz de Luis Buñuel)
I Bleed (Vampiros)
Wave of Mutilation (hermosa canción, mucho mejor la versión UK Surf que la original, una especie de “Bajo del mar” de la sirenita pero con insinuaciones al suicidio)
Hey (sobre el enculamiento sexual con una persona a quien no puede tener)
Y será un placer escuchar todas estas canciones en vivo en el orden en que vienen en el disco. A pesar de que este reencuentro tiene tintes netamente mercantilistas, ya que la experiencia de Deal con los Pixies fue tan mala que, como condición para la reunión de Pixies en el 2004, fue tener total privacidad y estar acompañada en todo momento por su hermana gemela Kelley Deal (integrante también de Breeders), así como la testaruda negativa para grabar un nuevo álbum, lo cual es una verdadera lástima.
Desde ese rencuentro Black y Kim, el cerebro y alma de Pixies, han sacado producciones por su cuenta, ambas geniales (Mountain Battles de Breeders y Bluefinger de Frank Black) de las que estoy seguro podrían ser un digno regreso de la banda.
El rock está de moda
Pixies para mí fue uno de esos grupos que sentía como exclusivamente míos y de nadie más. Aun ahora me resulta sorprendentemente grato encontrarme a algún fan y sentir que somos de la misma pandilla o algo por el estilo. Es una actitud bastante hipster lo admito, sin embargo la presentación de los Pixies el próximo 16 de octubre en el Capital Fest y en el Teatro Metropolitan un día después, así como el directo del Auditorio Telmex de Guadalajara el 19 de octubre y la alta demanda de boletos, se ha generado un hype impresionante. Lo que me lleva a la siguiente duda razonable ¿De dónde salieron tantos fans así de repente? ¿Realmente te gustan a los Pixies?
Últimamente se ha convertido en algo común el hecho de asistir a los conciertos, lo cual es bueno ya que gracias a las buenas respuestas del público tapatío en los últimos eventos, cada vez traen a más y mejores grupos. Yo nunca pensé ver a los Pixies en vivo, pero ahora creo que es posible que cualquiera venga a mi ciudad (¡Beck, Los Chemical Brothers, Pearl Jam!) y hasta aquí todo bien. Sin embargo el problema se presenta cuando los boletos para un grupo que te gustaba solamente a ti se agotan en minutos, dejándote sin la oportunidad de presenciar algo de lo que te ha hecho la persona que eres, que formó parte de tu juventud; y que crees tener mejor derecho de preferencia, por encima del puberto que nació cuando el grupo ya estaba desintegrado, que la chica fresa que va a ir porque es la moda weeee, porque es el evento en el que “debes estar”, porque conoces únicamente la canción que sale al final de una película o porque escuchaste que eran influencia de una banda de grunge cuyo nombre no me quiero acordar.
Se vale, conocer a un grupo a través de sus conciertos, creo que es la forma más auténtica y genuina para hacerte fan de una banda. Pero al menos tómate la molestia de escucharlos antes de comprar un boleto para un concierto.