¿en que me quede? Ahhh si...

martes, febrero 20, 2007

Al día siguiente, la cruda moral era terrible, me sentía tremendamente ridículo por mi comportamiento de la noche anterior, yo el siempre alegre, el que siempre tiene un comentario mordaz para toda situación, al que nada le preocupa y siempre esta cool, se desmoronó cagado de miedo ante algo que es inevitable. La vida sigue, y por la tarde me habían invitado a la comida de unos recién graduados (ahora oficialmente desempleados) de la carrera de arquitectura, cerveza y comida gratis, así que no me quedó otra más que aguantarme la pena propia e ir.
Todo tranquilo, lo mismo de siempre, tacos de guisado y cerveza tras cerveza, apolletitas de Sol que se acababan en un par de tragos y la espantosa música de una banda cuyo cantante, queriendo imitar el estilo del BandStar, Valentín Elizalde, se asemejaba más bien al de El General (ese que cantaba la de “dos kilos de cadera no es cadera”). Yo, callado, no conocía a nadie y no lograba asimilar el cotorreo de los Arquitectos, pero ya ven cómo el alcohol rompe inhibiciones y cuando caía la noche, ya estaba aplicando mis siempre atinados y chuscos comentarios haciendo las delicias de mis interlocutores y la vergüenza por mi comportamiento chillón de la noche anterior ya se había esfumado.

No sé que me pasa pero siempre soy de los aferrados que se quedan hasta el último en casi todas las fiestas. Los meseros recogían el lugar y la banda hacía horas que había dejado de martirizarnos con su sonsonete y sólo nosotros y otra mesa todavía seguíamos dándole a las cervezas y a unas botellas de Tequila que quién sabe de dónde salieron (yo no pagué ni un peso), hasta que de plano nos corrieron y todos nos fuimos a la cochera de uno de los graduados para seguir tomando y ver a dónde nos íbamos después.

Para ese entonces ya todos me caían super bien (y no es porque andaba pedo, bueno sí, pero pude darme cuenta de que son buena onda) y por mí, bien podríamos quedarnos en su cochera mientras hubiera cerveza o tequila (o mota, que por ahí escuché una plática que deba indicios de ella). Hasta ese momento fue que dejé de escuchar música mala porque en uno de los carros pusieron un disco de Grandes Exitos de The Cure, y a pesar de que siempre me ha cagado The Cure, me pareció que en punto pedo no se oyen tan putiados (otra cosa que no entiendo es por qué son los ídolos de los darketos y esa banda depresiva, si sus canciones no tienen nada de góticas ni nada de eso, al contrario, suenan bien fresas). Una chava sugirió ir a la fiesta de un amigo de un amigo en un taller mecánico de Santa Tere, pero primero teníamos que ir a la casa del primer amigo para ubicar la dirección. O.K. cargados con six en mano nos fuimos todos a un departamento por el rumbo del santuario.

otra vez CONTINUARA

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