Despiertame cuando pase el temblor

lunes, junio 26, 2006

Termina el temblor
y mi cuerpo se llena de esa agradable sensación de aturdimiento postorgásmico.
Limpias el semen de tu estomago
y me miras con una sonrisa adormecida,
los ojos entrecerrados
y una chispa que se extingue despacio en tus pupilas.

Camino al baño
tambaleándome ligeramente,
el azulejo del piso refresca mis pasos desnudos
y no soy completamente dueño de mis pensamientos
que recorren mi cabeza en una milésima de segundo
pasando de uno a otro en intrincados procesos mentales imperceptibles,
pienso que no soy merecedor de todo el amor que tengo,
que soy plenamente feliz y por eso no busco más,
que el hecho de comer es una necesidad y no un placer.



Todavía mantengo la erección
por lo que tengo que sentarme para mear
y de repente parece que el espacio comienza a derretirse,
una percepción visual
diferente a las visiones psicodélicas externas donde las paredes se escurren en sí mismas.
El tiempo y el espacio se desvanecen,
el aire ondula deshaciéndose frente a mis ojos
y yo me pierdo en un último escalofrío.



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