Ayjoles, querido diario, estoy que la emoción no cabe en mí, esta noche fui con Oscar al cine, a uno de esos que están en el centro el Orfeón, ese que está al lado de San Juán de Dios y fuimos a ver una pornocha. Digo, la verdad es que yo tenía ganas de ver una de John Travolta, una que se llama ?Vaselina? (Ja, vaselina) pero en lugar de eso fuimos a ver una tres equis.
Pinche Oscar andaba bien jarioso, como que se prendió por la besuqueada del otro día. Estabamos paseando por la Plaza Tapatía bien chido, Oscar fumaba de su cigarro mientras recorríamos las largas fuentes que parecían albercas y en realidad se me antojaba darme un chapuzón porque estaba haciendo bien mucha calor, pero así bien chido, era como un paseo dominical, como si fueramos nobios. Las pinches locas de mis amigas se morían de envidia ?Ay mija, preséntame a ese biscochote? me dijo la Yahaira, una pinche vestida que conozco ¿tu crees?. Bueno, el chiste es que el Oscar me dijo que fuéramos a ver una película y nos fuimos caminando a San Juan de Dios, yo no podía aguantar la emoción y le venía agarándole la verga cuando la gente no nos veía. En el Orfeón estaban pasando una pornocha que se llama ?Deep Trohat? es famosota, aquí en México le pusieron ?Garganta Profunda? y sale una morrita muy chula que se llama Lind Lovelace (También me gustan un porquito las viejas, pa qué me hago pendejo) y pues era permanencia voluntaria así que nos metimos a verla ya empezada.
En cuanto nos sentamos (a la mitad de la Séptima fila, que es de donde mejor se ve el cine) el guey me dijo ?Chupamela? mientras se desabrochaba sus pantalones y me dejaba ver su enorme verga, mmmm, se me hacía agua la boca (y la cola también). Oscar me sobaba con pasión, con algo así como una lujuria reprimida por años, toda esa tensión sensual por fin había avierto su cause como un torrente de pasión. Me tomó mi rostro con sus vigorosas manos mirándome intensamente a los ojos y yo me sentía indefenso, perdido en su profunda mirada, yo abría la boca invitándolo a que metiera su pito en ella, pero Oscar me besó, y eso que casi no le gusta besarme. Eso es algo que me caga de él, no se atreve a mostrarme plenamente lo que siente por mí, dice que un beso entre dos hombres se le hace de jotos, já.
Sacándome la lengua de la cara me llevó a restregarme en sus trusas y yo lo lamía hasta dejarlo bien mojadito y mi con lengua desperté su majestuosa verga erecta. Mi culito se dilataba y contraía en espasmos lubricándose con su aceite, ¡Te juro que no pude evitar poner ojos de plato cuando ví su pene lleno de venas que pulsaban suplicando por mi boca, y me dije a mí mismo, mí mismo toda esta paletota e carne es para que te la comas tu solito hasta llegar a su chiclocentro cremosito y comencé a lamerle la puntita pasándole mi lengua ensanchada por el frenillo, mmm, que rica verga me estaba tragando.
Oscar empujaba mi cabeza para metérmela toda dentro de la garganta ¡Qué barbaro! ¡La tiene grandísima! Y eso que no me estaba haciendo de la boca chiquita, te lo juro, pero yo estaba mamando como un becerro en busca de lechita calientita. Oscar me empujaba más y más y hubo un punto en el que se me dificultaba respirar, me estaba ahogando con su semen que brotaba a caudales en mi garganta.