Happy Birthday

jueves, mayo 12, 2005


Hasta eso que Oscar se vio decente al llevarme al hospital. Querido blog ésta ha sido una de las peores noches de mi vida. Últimamente me han pasado las cosas más malas, todas juntas amontonadas, y me siento sucio, humillado, como si estuviera viviendo dentro del pecado, y Dios hubiera dejado caer toda su ira sobre mí. No me gustaría que mamá y Horacio vieran lo que soy, soy una mierda, quisiera morirme, me duele mucho el cuerpo, pero me duele más el alma.

No mames, éste ha sido el peor cumpleaños de toda mi vida. Neta que días como este me hacen desear nunca haber nacido. Oscar y yo habíamos preparado este día con mucha anticipación, emocionadísimos, una horchatota, para festejar mis treintas. Pero te juro que no sabía lo qué me esperaba ¡NO LO SABÍA! Chingado, que pendejo estoy. ?Toma? me dijo Oscar mientras me metía una pastilla en la boca. Yo estaba esperando que me ayudara a empujármela con un beso, pero se fue con los invitados quienes lo adulaban por las excelentes fiestas que daba.

La velada transcurrió normal, chela., licor, coca, algo de mota, tal como en los viejos tiempos. No es cierto, hubo tiempos mejores, antes así no era la onda, a mí y a Oscar nos importaba el mundo, queríamos cambiarlo y hacerlo un lugar mejor ¿En qué clase de moustruos nos hemos convertido? ¿Qué ha pasado con nosotros? ?The World is an ass ready to fuck? me dijo antes de apagar la luz y encender unas veladoras alrededor de una mesa vacía. La pastilla que Oscar me dio comenzaba a hacerme efecto, me sentía hipersensible, mi piel se ponía chinita con el sólo contacto del aire; sentía mucho.

Todos me quitaban la ropa en el camino hacia la mesa, me acariciaban el cuerpo produciéndome escalofríos, orgasmo en bajo voltaje ?Ponte a veinte uñas? me dijo la voz de alguno de esos rostros borrosos que me rodeaban. Todo me daba vueltas, pero no en mal pedo, hasta eso que era nice. Y yo todo cedito me subí a la mesa y les mostré mi trasero para que lo acariciaran.

Oscar soltó un gran escupitajo sobre mi anillo periférico y luego me metió dos dedos y finalmente tres, y los metía y sacaba bien brusco y me dolía mucho porque lastimaba esas horribles almorranas que quién sabe por qué me había salido. La gente se acercaba para arrimarme la verga en la jeta, dándome nalgadas o bofeteándome ¡Dios mío qué humillado me siento! Yo era el plato central en un banquete de degenerados.

Después de jalarse dos líneas, Oscar se tomó de hidalgo todo lo que restaba de la botella de Vejo Vergel, sus dedos sucios por una mancha de mierda o sangre, un pegoste marrón que tal vez era la combinación de las dos cosas, sostenían la botella.

?Miren, ya esta lubricando, ja, ja, ja, ja? dijo y comenzó a meterme la botella en el ano.

De veras que yo no quería querido blog, no quería, pero yo de pendejo que soy, no le dije nada, chingado, me caga ser así de cobarde. Oscar me estaba humillando frente a toda esa bola de pendejos, me sentía TAN degradado, a punto de ponerme a chillar como una niña chiquita, pero me aguanté como los meros machos, Oscar acariciaba suavemente mi cabello, me dijo despacito al oído ?No te preocupes chiquito, te voy a tratar bien? y comenzó a jalarme la verga mientras metía más despacio la botella dentro de mis entrañas.

Me dolía mucho, mis hemorroides sangraban, pero no era mi cuerpo lo que me dolía, nada físico, era el alma que se me desgarraba lentamente, y yo eyaculaba bien mucho sin sentir ni UN placer?

Publicar un comentario