lunes, julio 18, 2005

Hay ocasiones en las que uno tiene la oportunidad de quedar bien con una chiquilla, muy pocas ocasiones. Bueno, cuando uno es más joven, son mas las oportunidades, pero conforme te vas echando años encima, cada vez es más difícil quedar bien con las morritas.

Por morritas me refiero a chavillas de 14 a 18 años por supuesto.

Algo que aprendes con la edad es que entre más viejo eres, más ridículo te haces queriendo ser cool con la chaviza (¿ya ven?)

Pero hoy me ocurrió algo chido con una morrita que vive en mi calle y con la que existe una especie de tensión sexual. ¿Qué como sé cuando hay tensión sexual? Pues muy fácil. Por ejemplo, con esta chavita que vive en mi calle, nunca la he saludado ni cruzado ninguna palabra con ella. La veo seguido eso si, y cada vez que nos vemos, mi pene palpita. Claro que lo que veo primero de ella es su culo para ser más exacto, y es que tiene unas nalgas enormes que parece que se le salen de los pantalones por la parte baja de la espalda. Pero la diferencia entre que uno sea un jarioso depravado a que exista tensión sexual es que debe de haber una reciprocidad y cada vez que le veo el culo a esa chica, me contesta con una sonrisa y una mirada que parece corresponder a mi verga parada.

Llegué a la tienda de la esquina (no crean que estoy utilizando un lugar común, en realidad hay una tienda en la esquina de mi cuadra) para comprar un cigarro suelto.

-“¿Marlboro?”- Me preguntó el bato que atiende.

-“Rojo”- contesté

La muchacha que vive en mi calle y otras dos chavitas estaban viendo una película en la televisión de la tienda.

-“Es la de réquiem ¿verdad?”- Dije al reconocer inmediatamente esa culturosa película de drogadictos . Mi voz sonaba ronca pero alivianada. La chica que vive en mi calle volteó a verme de inmediato y pude ver sus ojos y la punta de su nariz más cerca de lo nunca lo había hecho. Además de tener unas nalgas preciosas, también es bonita de la cara. Sus ojos son grandes y acuosos como los de Bob Esponja, bonita nariz y labios delgados pero elegantes, me miraba interesada y preguntó:

-“¿Ya la viste? ¿En qué se acaba? ¿Así esta toda la película?”-

Yo pensé en hablarle de Darren Aronofsky y toda su filmografía que se ha vuelto de culto, de la magnifica edición, los encuadres vertiginosos y la banda de sonido, que se convierte en un personaje más de la cinta, a cargo de Kronos Quartet, mezclada por Clint Mansell y demás pendejadas intelectualoides para apantallar pendejas en las charlas de café. Pero consciente de lo poco que pudieran interesar esas cuestiones a chicas de su edad, con la actitud más cool que pude (dando importancia a mis palabras, pero sonando como si no fueran importantes), contesté:

-“Pues se pone peor. A todos les va tan mal como es posible. Hay una parte cerca del final donde les sucede todo los culero que les puede suceder –prendí mi cigarro. Las chiquillas estaban interesadas en lo que decía y la muchacha que vive en mi calle me miraba fijamente. Pensé que debí de haber comprado una caja de cigarro y no un pinche cigarro suelto, para no verme tan muerdo de hambre- En el cine la mitad de la sala se vació a media función”

-“¿La viste en el cine?”-

-“Ey”- contesté.

Una de las niñas me invitó a quedarme a ver la película, pero no quise. Mejor me vine a mi casa a escribir esto y después masturbarme recordando el enorme culo de la muchacha que vive en mi calle.


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