Lo prometido es deuda: Un pedazo de mi vida.

El sol comenzaba a ocultarse y el cielo se teñía de un montón de colores. A lo lejos, por encima de los juegos mecánicos instalados en el parque, se podían ver las torres de la iglesia de Santa Tere, con un par de luces de neón con forma de cruz. El atardecer era hermoso y el parque era hermoso, la vida era bella.
Un algodón de azúcar color rosa y un tejuino complacían mi paladar y hacían explotar mi sentido del gusto. Caminaba por el hermoso parque del Refugio, ya saben, ese que se encuentra frente a la pequeña iglesia que esta en el camellón de Federalismo, creo que la iglesia se llama El Refugio también, y en un pequeño foro con bancas sobre el verde pasto, en el escenario proyectaban una película de Tin Tan, la de “Simbad el Mareado�. Me senté a disfrutar de la función gratuita. Les he de confesar que Tin Tan no es de mis cómicos predilectos, en lo personal prefiero a Cantinflas, pero aquella tarde era realmente hermosa y valía realmente la pena disfrutar el espectáculo. De repente sentí algo extraño, un sentimiento que entraba en conflicto con la paz y tranquilidad en la que me encontraba, me tiré un pedo y salió con caca, tuve que irme a mi casa a cambiarme los calzones, y para el colmo de males, llegué rosado.

Moraleja: No combinen el tejuino con algodón de azucar.

Epílogo: Me quedé en casa viendo en la tele una película de Gloria Trevi, creo que era la de Zapatos Viejos y en una escena en la que Gloria estaba limpiando los baños de su secundaria, se podían ver como unos cerotes flotaban en un caldo café en la tasa del escusado. Súbitamente el inodoro se comenzó a desbordar y un río de mierda inundaba todo el baño. Gloria buceaba literalmente entre la mierda, como en la película de Traispoiting pero en gore chafa. La marea café se desbordó por toda la secundaria y las paredes de un salón de clase comenzaron a soltar el caldo hediondo como sangre en esas películas de terror serie B. Y yo no pude hacer nada más que ir al baño para aliviar mi diarrea.