miércoles, octubre 13, 2004

Mi cuerpo se estremece, pero no de placer, ni de felicidad, sino de todo lo contrario. Me miro en el espejo y solo veo cómo mis lágrimas bañan mi rostro y cierro los ojos decepcionada.
Parada, con el cuerpo frío, inmóvil, mis lágrimas y mi corazón son lo único calido en mí, veo un abismo tan próximo en el que siento que estoy a punto de caer, esa profunda tristeza es la que me acerca a él, pero mi cuerpo y mi mente se rehúsan, y digo, No, no quiero, todavía quiero sentir tu amor, esa quiero que sea mi realidad, no ésta ¡Hazme sonreír otra vez! Humedece mis labios sedientos.
Qué irónica es la vida, que amarga y dulce es. Te preguntas porque te escribo esto, te preguntas por qué soy así. No te preguntes más, sólo acepta las intenciones de éste corazón perdido.

Mar.


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