Tengo ganas de verte

lunes, octubre 18, 2004

Me viste cuando salías del baño y tus ojos se centraron en mí, eso ocurrió al menos en el mundo de mi imaginación donde me mirabas únicamente a mí y nadie en el cuarto existía. Te acercaste y dijiste “Hola�, pero tu cara no era como la recordaba, tus ojos eran más claros y tu piel más morena y en mis sueños no existía el miedo y ese incómodamente agradable sentimiento que hace que en estos momentos mis ojos se oculten ante la proximidad de los tuyos.

La noche pasa y me gustaría estar a tu lado más tiempo, pero las cosas no se han dado y me limito a verte platicar. Me acerco a pedirte un cigarro y me quedo a tu lado sin que se me ocurra nada que decirte. Me pides un trago de cerveza y te me quedas viendo a los ojos. No me gusta que veas mis ojos porque de esa manera me resulta imposible esconder lo que siento por ti.

Cuando regresas la cerveza, le doy un trago y casi podría jurar que puedo distinguir perfectamente el sabor de tu saliva, y en es estoy pensando mientras tomo de la cerveza y también me pongo a pensar en que me gustaría bebes tu saliva de tus labios rosas. Tu mano se alarga para alcanzar la mía y llevarme fuera de la casa, y el calor de tu mano va posesionándose por todo mi cuerpo y pone mi mano a sudar.

Me abrazas por el hombro y yo muero de ganas de abrazarte por la cintura, jalarte hacia mí para besarte con todas mis ganas y todas mis fuerzas, pero no me decido a hacer nada, me quedo inmóvil cuando me dices: “Primo, gracias por estas aquí conmigo en esta noche tan maravillosa�.

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