CHOCO 4
lunes, septiembre 19, 2005
Karla era una muchacha muy rara, creo que ni siquiera Manuel la conocía bien. Tenía la voz muy ronca, muy chida, pero casi nunca hablaba. No era para nada farola (No era presumida, no aparentaba ser alguien especial o diferente). Sin embargo sus papás tenía mucha feria y ella siempre tuvo lo que quiso, pero rara vez se le veía con ropa nueva o accesorios caros, se me hace que ella nunca quiso ser nada. Algunas veces salía con nosotros, pero nunca nadie llegó a conocerla bien.
Karla salió y el Maño la esperaba en la cochera de su casa, le dijo sus planes y así nomás se fue con ellos, sin pedir permiso a pus papás ni nada de esas cosas.
“Que ondas Karla”- La saludó el Choc.
“Que onda, oye, pon este casete ¿no?”- Contestó secamente
“Ya vas ¿De quien es?”-
“Pues mio”-
“No, no, quise decir ¿quién toca?
“Ahhhh, Babasónicos”- Contestó Karla poniéndole fin a la conversación.
“Choco, párate a comprar unas chelas (Beer, Birra, Ale, Byrrh, Cheve, Chevecha que ech muy chabocha por que che chube a la cabecha, anda chava chube y chibe otro bacho de chevecha)”- Dijo el Meño al ver en la cercanía un modelorama (Expendio de la cervecería modelo).
Llegaron al edificio de Blanca, con una helada lata de aluminio, llena de deliciosa cerveza, en sus manos.
“Bajate tú por ella –Le pidió el Choc a su compa- Es que a mi me da vergüenza con sus jefes”-
“No mames pinche Choco, yo tengo un chingo de gueva. Ve tú cabrón, a ti es a quien le interesa que se haga el bisnes (Negocio, asunto)”- Renegó Manuel, obligando al Choc a que se armara de valor y se animara a buscar a la muchacha de las tetas pequeñas y las nalgas chidas.
Al poco rato bajaron los dos, venían riéndose mientras bajaban las escaleras.
Después de los saludos se dirigieron a la primavera, pero no sin antes hacer la necesaria escala por cerveza y mostaza (Mariguana) y fueron a la casa del Chapo, el dealer (Provedor de estupefacientes).
Karla reclinó el asiento del carro hasta atrás y se acostó apoyando su cabeza en sus brazos. El Meño caminó una cuadra hasta llegar a la casa; esperaba nervioso que le abrieran la puerta mientras que el Choco le decía a Blanca:
“Que bueno que viniste, vas a ver que nos la vamos a pasar muy chido”-
“Pues, espero eso y más Choc”- Contestó Blanca de forma coqueta.
El Choco miró por el espejo retrovisor y vio una imagen que le paralizó la plática. Era Mónica esperando el camión, la muchacha a la que el Choc le rogaba desde que estaba en la secundaria. El Choco intentó varias veces ligársela (Seducirla, enamorarla) pero ella siempre lo rechazó, ella era muy tranquila para alguien como él.
“¡Mónica, Mónica! ¡Ven!”- Gritó el Choc efusivamente. Abrió la puerta del carro y se paró a esperarla.
“¡Qué onda! ¿Qué están haciendo?”- Preguntó Mónica con su dulce voz.
“Vamos a la primavera. Tú también vienes con nosotros. Amos, va a haber galletas y gansitos, va a estar chido”-
“Ahh sí, pídeme permiso, ya sabes”- Contestó Mónica en tono mordaz.
“Mónico, por favor acompáñanos, me harías muy feliz con tu compañía”-
“Simooooón Choco, ya vi que vienes bien acompañado”- Dijo volteando a ver a Blanca.
“Sí, pero también viene Karla y el Meño, venimos todos como amigos”-
“De todas formas no puedo, tengo que ir a clases”-
Simooooón, mejor invéntate otro paro (Pretexto), porque estamos en vacaciones ¿ehhh mija?”-
“No seas buey ehh, tengo que ir a mis clases de ingles”-
“Bueno, nosotros te llevamos”- Dijo el Meño que venía de la casa del Chapo con el paquete guardado en el calzón y alcanzó a escuchar la última frase de Mónica.