CHOCO

lunes, septiembre 12, 2005

“¡Marco! Levántate ya, ira nomás qué hora es y tú todavía echado, güebon”-

El Choc escuchó muy dentro de sus sueños lo que su mamá le decía y pretendió ignorar esa orden y seguir durmiendo, pero ya estaba muy entrada la mañana, el sol pegaba muy fuerte en su cara y la cama la calaba, por lo que le fue imposible seguir soñando. Se levantó y se sentó en su cama, apendejado todavía a causa de la peda de la noche anterior. Revisó en el bolsillo interior de su chamarra que se encontraba tirada en el suelo junto con toda su demás ropa, y sacó una pequeña bolsita con un poco de mariguana (Cannabis; fam: cannabáceas, ord.: urticales; nombre vulgar del cáñamo común, plantas cuyas hojas de propiedades narcóticas, fumadas a modo de tabaco, producen trastornos cerebrales), si no le era posible continuar soñando dormido, pues entonces comenzaría el día soñando despierto.

El Choco necesitaba darse un toque (fumar mariguana) todas la mañanas porque sino andaba todo el día desanimado, ¡Neta! Había veces que si no fumaba no comía en todo el día. Forjó un cigarro y lo prendió, quería quitarse el amargo sabor a cobre y vomito de su boca. Inhalaba fuertemente de su chubis (Gallo) y hacía lo posible para no sacar nada de humo. Sus pulmones se llenaban al máximo mientras que los pensamientos del nuevo día comenzaban a nacer dentro de su cabeza (J). Casi se le quemaban los dedos cuando apagó su Touch (Chubis) no sin antes dale una última fumada; agarró el aromatizante de ambiente y roció todo el cuarto con fragancia a “Lilas essence” para disimular el escandaloso olor. Se vistió lentamente mientras que meditaba la razón del ¡por qué David Lynch hace películas tan piratonas (entiéndase, locas, maníacas, desquiciadas)?

Lleno de un extraño buen humor de tinte más bien simplón, se metió al baño a lavarse los dientes para llenar su boda de una sensación de frescura y facilitar la expulsión de los gargajos que tenía atorados en la garganta y después bajó a almorzar. Un nuevo día y una aventura habían comenzado.

La música llenaba toda la casa, los sonidos estridentes y violentos de las guitarras que salían de las bocinas del estéreo pusieron histérica a su mamá, que le dijo: -¡Marco! Chingado, apagale a tu ruido que me estas volviendo loca”-

A lo que el Choc respondió –“Ay ama, eres una conservadora, tu mente no está abierta al cambio. No sé de qué te quejas, es más, nuestra música se parece a la de los sesentas, en lo delirante y tú dizque andabas de hippie”-

“No, que conservadora ni que ocho cuartos, si a mí me toco la época de los Beatles, pero no era lo mismo…”-

¡RRRRRRRING!

El teléfono rompió con la pelea acerca de sus diferencias generacionales y su mamá, cambiando de tema, dijo: -“Andale Marco, ve a contestar que sabes bien que es para ti”- Y en efecto, el Choco sabía perfectamente que era Alina, su exnovia, quien lo llamaba, y no pudiendo evitar reflejar en su cara un gesto de enfado, contestó:

“Qué onda”- Dijo Alina con su clásica voz de güeva.

“Hola Alina ¿Qué Paso?”- Respondió el Choc con el rostro fruncido por la desagradable nausea que le provocaba imaginar la figura de su ex.

“Nada, nomás hablo para ver qué estabas haciendo”- Contestó Alina.

Y entonces el Choco enérgicamente protestó diciendo: -“¡Oye no mames! Lo primero que escucho en el día es tu voz ¿No te enfadas? ¿Qué no entiendes que ya terminamos? Quedamos en que nos íbamos a dar un “brake”, déjame extrañarte poquito, todo el día quieres estar conmigo y no dejas desarrollar mi libertad personal, no me dejas madurar como individuo, si de por si no tengo aspiraciones y luego tú llegas para compartirme de todos tus pinches problemas, ¡No mames! Y entonces… ¿Qué te estaba diciendo?...”-

Alina dándose cuenta del estado de incoherencia en que se encontraba el Choc le dijo:

“Mmmm, ya estas diciendo puras pendejadas otra vez, de seguro que andas bien pacheco (Demasiado intoxicado por mariguana) otra vez, como no sabes hacer otra cosa, ya estas igual que tus amigos. Y yo de estúpida que creí que con nuestra relación ibas a cambiar pero…”-

El Choco no pudo contener la risa que le brotaba de los más profundo de su ronco pecho, ocacionada por las palabras de Alina que a él le parecían graciosas y soltó una sonora carcajada.

Alina, superencabronada, apresurando su acostumbrada cadenciosa voz de morra fresona (Chica presuntuosa, muy mamona, de la gente “Bien” de Guadalajara) le dijo casi gritando:

“¿Sabes qué, pendejo? Ve a reírte de tu puta madre, que yo no soy ninguna pendeja que tenga que soportar tus babosadas, maldito Junky (Drogadicto, vicioso), no te dejo de hablar nada más porque son muchas las cosas que nos unen ¿ehhh?, pero no esperes que aguante tus chingaderas, tratándome así cuando se te pega la gana y cuando quieras hacerlo (Coger) ahí sí mi trates muy bien, espero que consideres que tienes a alguien que te quiere mucho, porque la neta, no creo que te pueda querer alguna otra persona, ¡Adios!”- ¡CLICK!-

un poco molesto por los insultos, que aunque con mucha verdad en las palabras de Alina, no lograron calarle completamente en la conciencia, el Choc pensó:

“Pinche Alina, ya no la soporto, es que ya ni cuando se echa pedos me da risa. A pesar de que siempre está dispuesta cuando tengo ganas, yo ocupo una vieja nueva, con Alina ya ni se me para, me da más placer sacarme las lagañas que coger con ella; no se me antoja ni verla, necesito otra vieja…

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