lunes, marzo 15, 2004
La lámpara ilumina con su luz la lúgubre alcoba.
Desde mi sillón miro el valle al final de la colina
La luna alumbra los alrededores de mi domicilio
Pero mi alma se aflige al aludir tu olvido
Lento alivio han llevado estos lustros
Llenos de lluvia, de llanto, de lástima
Sobrellevando largos desvelos
Inútilmente lamento las albas
Salpicando lágrimas sobre la almohada.
¡Oh libertad te has largado!
No soy lÃder de mi albedrÃo
Como un pelele he resultado
En el lÃmite de la locura
El fallecimiento es mi ideal alivio.
Me liberaré de las lagañas de mis fanales
Aplacaré el dolor del olvido de tu olor
Palmaré al culminar el último lapso,
Lentamente mis ilusiones llegaran a sus finales.
En albor del crepúsculo
Las siluetas eclipsan la lógica de mi intelecto
Lumbre por todos lados, llamas que engullen
libros, telas, papeles, epÃstolas, delgadas laminas de plástico
Tus labios, tu pelo, tu linda complexión, tus largos muslos
Te inflamas totalmente en la llamarada.
Ya han concluido tus alusiones
He lanzado al olvido todos tus relatos.
Revolveré en las huellas de mis anales
Y te libraré de mis alucinaciones carnales
Las centellas que bailan en la lumbre
Es lo último que resulta solamente
Con el fuego aun vuelas latente
Y finalmente olvidaras la inmortalidad.
Te largas de mi soledad.