Estoy Solo. II Parte

martes, agosto 17, 2004

Durante este tiempo que estuve ausente tuve la oportunidad de ponerme a pensar en los objetivos que me he planteado en la vida.

Hay personas como el Tapatío al que parece que todo lo que se proponen (o hasta sin proponérselo) les sale bien, tiene una novia (nobia) muy guapa (aunque medio mamona cuando quiere) y no tiene problemas escolares ni familiares, su equipo de fútbol es subcampeón y mete 7 goles en un partido y le cae bien a mucha gente, además no trata de quedar bien con Díos porque está bien con Díos.

Sin embargo parece que yo tengo que pelear contra la vida, que cada cosa que busco conseguir implica una lucha que requiere de gran parte de mi energía vital y esto es desgastante y en ocasiones frustrante. Llevo años peleado con Díos.

Cuando era más chico no le daba tanta importancia a los eventos, a la vida, andaba por ahí navegando con bandera de pendejo y todo parecía estar bien, Hakuna Matata, Keep On Trucking. Sin embargo ahora me tomo las cosas muy enserio, especialmente los fracasos. No me gusta fracasar, me gusta conseguir lo que me propongo, pero los años me han enseñado, de alguna manera, a no darme por vencido, y como bien dijo mi amigo el Tapitas, “sólo fracasa quien lo deja de intentar�.

De ahora en adelante me tomaré las cosas con la importancia que se merecen (sin embargo mi obsesión por conquistar la blogosfera no parece disminuir, al contrario, se hace más fuerte. Mi dulce blogosfera, mi adorada, mi tesoro).


A fuerza de golpes he aprendido muchas cosas y una de ellas es que quien no aprende una lección o una moraleja sobre las cosas que pasan, puedo decir que es realmente un pendejo.

Lo que no te mata, te hace más fuerte.

CAPITULO II.- CAMINO A LA CASA

¿Qué me pasa? Ya no tengo escondites, desearía volver a ponerme mis tenis y mandar a la verga este pinche traje que tanto me incomoda, en ningún lugar me siento tranquilo. Antes solía reconfortarme el ir a la plaza y sentarme toda la mañana pensando, imaginando mi futuro, pero nunca creí que sería así, ya nada me consuela.
No recuerdo un solo momento en el que me la haya pasado bien desde que me casé. Yo sabía que mi vida iba a cambiar con el matrimonio, pero ¿Qué otra me quedaba? No soy ningún cobarde y nunca he huido de mis responsabilidades. Cómo quisiera volver a mis tiempos de juventud, fumarme un churro, hacerme la pinta de la escuela, no llegar a dormir a la casa o simplemente estar con mis amigos sin hacer nada. Pero no, en lugar de eso tengo que llegar a la casa y lo primero que voy a ver será la tonta cara de mi mujer. Pinche piruja, no la soporto, siempre con esa actitud tan tranquila, como si nunca pasara nada, quisiera que me dijera lo que piensa, así como lo hago yo.

Maldita perra, cuando era soltero hacía lo que se me venía en gana, me iba a emborrachar con mis cuates y podía acostarme con cualquiera, maldita sea, hasta me dan ganas de llorar de rabia y coraje nada más de acordarme. Ni siquiera me siento atraído por ella y la verdad es que nunca me ha caído bien, desde el primer momento en que la vi pude darme cuenta de que era una atolondrada, pero carne fácil a fin de cuentas. De cualquier forma no creo que hubiera conocido a alguien dispuesta a aguantarme todos mis defectos.
Parece que fue ayer cuando me dijo que creía estar embarazada. Todo mi mundo se desmoronó, no sabía qué decirle a mis padres, ¡demonios! yo era muy joven para una responsabilidad como esa.
Recuerdo las caras de mis papás cuando se enteraron, fue una terrible decepción para ellos, nunca vi a mi mamá tan triste. Maldita puta, hizo que me alejara de todo lo que tenía para iniciar una vida mediocre y de carencias con ella, yo lo tenía todo, pude haber conquistado el mundo; maldita suerte. Esa puta es la culpable de todo lo que me pasa ahora, me limita, no me deja ser buena gente, no me deja ser una mejor persona, es un gran peso que cargo sobre mis hombros, tan solo de imaginar que voy a llegar a mi casa y ver su estúpida cara me hace sentir que se me revuelve el estómago y me entran ganas de vomitar. Esa idiota me causa mucho malestar, me impide pensar, creo que me voy a volver loco, si no hago algo…

-“¡Quitese viejo pendejo! ¿Qué no ve que tengo prisa?�-

Sí, sí, sí, ya sé, la voy a matar y tirar su cuerpo, que se pudra en un baldío, sí, que la basura sea su tumba y que las ratas la acompañen para siempre JA JA JA JA JA JA JA JA. Que pinche risa me va a dar cuando vea como le escurre la sangre por su cuello “perdóname amor, perdóname ¿Por qué lo haces?� Me va a decir, pero no le voy a hacer caso, no la voy a escuchar je, je, je, mejor le voy a dar una patada en el hocico y espero tumbarle muchos dientes y entonces le voy a decir “Estúpida ¿Eres tan pendeja para no darte cuenta de todo el daño que me has hecho? Me quitaste mi vida, has matado toda la esperanza que algún día tuve dentro de mí ¿Ves esta pistola? Maldita asquerosa ¿Recuerdas cuantas veces me pediste que te hiciera el amor y yo estaba muy cansado después de haber trabajado todo el día para que tú saliera de compras? ¿Recuerdas? Pues esta pistola será el último de tus amantes. MUÉRETE, Bang, bang, bang, bang, bang, bang, Click, click, click. Maldito revolver, sabía que debí de haber comprador una automática; la perra aun sigue convulsionándose�. Será todo un placer verla revolcándose en su propia sangre y poder ver sus ojos llenos de miedo, mirándome con horror, con esa mirada de alguien que se resiste a morir “Maldita, maldita, no puede hacerme nada� le voy a decir.
No mames, no puedo evitar emocionarme, lo primero que voy a hacer será escupirle en la cara.

Ahí está mi casa, no puedo creer que me haya decidido a hacerlo, me excita la idea de saberme un asesino.

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