jueves, agosto 12, 2004

Zónico tenía una sonrisa en su cara. Me dio gusto haber vivido esta aventura con él, después de todo, él es y será siempre mi indiolo.
El día siguiente fue el día de mi cumpleaños y yo todavía estaba durmiendo la mona (creo que así se le dice cuando un borracho se duerme, o algo así) cuando mis jefes me levantaron con un ruidazo, pusieron un disco de las mañanitas cantadas por Pedro Infante y todos me despertaran con abrazos y felicitaciones.

Después de un desayuno rico, mi jefe se puso a hacer un ceviche de camarón (el ceviche es mi comida preferida e todo el mundo) para irnos a una playa. Le dije de la pequeña playa escondida que nos recomendaron los ponks y nos fuimos a Punta Mita a buscarla.

En un barranco, bajamos por una bajada que estaba bien empinada y abajo estaba ese lugar. No sé como se llama esa playa o como le digan pero la arena era blanca y el mar estaba bien apacible, era como estar en una albercota y no había tanta gente, así que pudimos estar a gusto.
Un bato nos cobró 100 baros por rentarnos unas sombrillas, sillas y mesas todo el día y lo bueno fue que mi jefe llenó un cartón de cervezas y refrescos en la hielera. A mí todavía se me antojaba la cerveza porque estaba haciendo bien mucho calor y a pesar de lo que nos tomamos la noche anterior no me sentía nada, pero nada crudo.

También había un bato que rentaba visores, snorkels, visores y aletas para meterse a snorkelear y el Zónico y yo rentamos unos. Yo nunca lo había hecho pero puedo decirles que es algo realmente chingón.
La playa estaba rodeada de arrecifes (no de coral, sino puras piedrotas) y había un chingo de algas buen grandallas donde se escondían los pescaditos de colores.
Era como estar en un bosque submarino, bueno, la neta esageré, más bien era como estar en un baldío submarino.
Conforme flotábamos por encima de los peces, había unos que casi casi se dejaban tocar y flotaban justo delante de nuestras narices.
Todos los colores se ven diferente debajo del agua, como que son más intensos y vivos, se me afiguró que era como estar en uno de esos viajes de hongos que el Zónico me platica.
Nos metimos mar adentro y el mar se ponía más hondo, empezamos a nadar por entre unos arrecifes que eran como pasadizos, como unas cañadas estrechas y había un montón de erizos pegados por todas las piedras. Quien sabe por qué, el visor comenzó a distorsionar todo lo que yo veía, perdí la tanteada de las distancias y como que todo se deformaba, me empezó a dar culito porque las piedras estaban bien cercas y dicen que si te pica un erizo te envenena y duele un resto. Con las manos le hice señas al Zónico para que ya nos regresáramos pero me dijo que me regresara yo sólo porque él quería quedarse un rato más.

Al llegar a la playa me jefe me dijo que estuvimos bien mucho tiempo snorkeleando y pos a mí se me hizo bien poquito la neta.
Creo que está de más que vimos un chingo de peces de distintos colores y formas, no sabría decirles de cuales eran porque yo nomás conozco a los pescados cuando están despellejados, rebanados y listos para comerse, pero la neta deberían snorkelear cuando menos una vez en sus vidas.

Cuando el Zónico regresó, nos metimos al mar a pendejear nomás. Zónico cantaba alegremente una rola de los Bitles y le pedí que regresara al blog, que no era lo mismo sin él y que muchas personas esperan ansiosamente los viernes para ver la pornografía selecta que amablemente nos proporcionaba.
Le dije que no tenía que agüitarse por los fracasos, que todo el mundo tiene fracasos de vez en cuando y que las personas que fracasan realmente son aquellas que dejan de intentarlo, que yo le ayudaría en todo lo posible para que algún día sea el rey de la Blogosfera.
“Simón, Tapas, ya es hora de que regrese al blog. Solámente tengo me queda algo por hacer. El siguiente fin de semana iré al bosque para buscar el consejo del hermano San Isidro y el próximo lunes estaré posteando nuevamente�
Me dío bien mucho gusto y no tuve nada más que decir, que arremedar las palabras de mi querido Indiolo diciendo: “Yeahhhhhh�

Mañana se acaba esta historia…

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