Estoy solo.

lunes, agosto 16, 2004

Muchas cosas han cambiado desde la última vez que estuve aquí. Siento que de alguna forma este lugar no me pertenece, ¿y cómo no va a serlo así? Después de todos esos buenos posts que mi amigo el Tapatío realizó, creo que mi amiguito lo ha hecho mejor de lo que yo pudiera haberlo hecho. Felicidades carnal, ahora tengo un reto más grande que la conquista de la blogosfera (que será mía algún día) y es superarte a ti.
La ciudad es diferente, por todos lados hay nuevas construcciones que modifican el paisaje urbano como lo conocía, que crecieron con rapidez desmedida y apenas me percato de su presencia. Existen unos nuevos Marlboro (Médium), Viceroy con doble filtro y una cerveza Sol oscura. Muchos blogueros cambiaron de Template y en la lista de nuestros amigos aparecen un montón de links que no conocía (me tomaré mi tiempo para verlos todos).

Estoy bloqueado, no tengo la confianza para escribir algo decente, así que intentaré escribir una historia que se me ocurrió durante estos días sabáticos.


CAPITULO I.- LUNES EN LA PLAZA
Estoy solo… Las cosas ya no son como solían ser antes. Ahora no me dieron ganas de trabajar, mejor preferí venirme a la plaza a leer el periódico. Que enfado es mi trabajo, desearía no haber estudiado contaduría, todos los contadores son unos mediocres, no existe ni la más mínima posibilidad de ascender de puesto, voy a ser un maldito subordinado durante toda mi vida. Hubiera dejado mi carrera cuando me di cuenta de esto, pero ya era muy tarde, el séptimo semestre no es buen momento para rectificar. Mejor me hubiera dedicado a lo que realmente me gusta, el canto… pensándolo bien, habría sido la misma chingadera, todos mis amigos dicen que canto pa´ la madre, pero yo sé que sí tengo talento, que tan sólo me faltó cultivarlo, y además ¿Qué demonios saben ellos de canto? Como si fueran muy conocedores, sólo basta con oír la mierda de música que escuchan para darse cuenta que son unos ignorantes, unos perdedores que se conforman con la miserable vida que tienen, no pelean por nada, se contentan con tan poco, con una casa y un auto a financiamiento, una esposa y dos hijos y un trabajo estable con sueldo fijo, y su vida esta completa, malditos conformistas.

Y el estúpido de mi jefe no me autorizó el aumento que le solicité, tengo ganas de darle su merecido; desde hace tiempo que le traigo ganas, como si el maldito trabajo que me acomodó fuera tan importante, un simple trabajo de escritorio en un maldito cubículo de un poco más de un metro cuadrado. Yo sé que a ese cabrón nunca le he caído bien, cuando el güey de mi suegro le dijo que yo trabajaría en la compañía pude ver su cara, sus ojos reflejaban el rencor que sintió por mí desde el principio, a él no le pareció que yo entrara a la empresa. Me imagino que se sintió desplazado por una persona tan capaz, pero al muy cabrón no le quedó de otra, el cerdo de mi suegro es el dueño y hace lo que quiera con su negocio, mi suegro mmmm… maldito animal, cree que me hizo un favor al darme este estúpido trabajo. Al contrario, yo le hice un favor al casarme con su hija, y el que diera este trabajo era lo mejor que podía hacer por mí, bonito trabajo, es una mamada, yo merezco más que esto.

Chingado, apenas son las doce de la mañana y ya me harté de estar aquí. El miserable periódico sólo trae malas noticias, que si el rublo se devaluó y se llevó al diablo a todas las monedas del mundo, ¡Y a mí qué chingados me importa! Suficientes problemas tengo para estarme preocupando por los pinches rusos.
Mira toda esa maldita gente, muy contentos los cabrones, según ellos; de seguro su vida es más odiosa que la mía y ahí van ellos muy felices, como si nada les preocupara, hipócritas, falsos, ojalá que…
-“¡NO, condenado chamaco! ¿Qué no ves que mis zapatos están bien? No necesito que un chiquillo chamagoso como tú me los limpie, como si no pudiera bolearlos yo solo�-

Pinche escuincle, no sé por qué sus padres no lo obligan a ir a la escuela, prefieren ponerlo a mendigar en las calles en lugar de obligarlo a que estudie para que al menos tenga la posibilidad de ser un obrero como todos los demás borregos que viven en esta asquerosa ciudad, llena de mendigos, limpiabrisas, vendedores ambulantes y toda clase de pordioseros. El gobierno debería de hacer algo con toda esa gente, pero no, mejor prefiere preocuparse por asuntos estúpidos como clausurar centros nocturnos por atentar contra la moral y las buenas costumbres, no tienen el derecho de imponernos su deficiente moral mojigata y mocha, como si viviéramos en un rancho, lo que deberían de hacer es ponerse a trabajar, bola de burócratas güebones.

Ya me enfadé y no sé si quiero regresar a casa.
O me quedo aquí soportando a toda esta sarta de perdedores que no tienen otra cosa más importante qué hacer para perder el tiempo que venir a sentarse en esta plaza pública y mirar a la gente pasar, o mejor me largo a mi casa a aguantar a la bestia de mi vieja y los enfadosos de mi hijos. No sé qué chingados hago aquí, mejor me voy a mi casa, de cualquier forma tengo que ir para allá tarde o temprano.



Es bueno estar de regreso.

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